El año 2014, producto de la construcción de un edificio de departamentos, se excavó Leonor Cepeda 952, sitio arqueológico emplazado en la comuna de Independencia (Santiago de Chile) territorio que desde la época colonial y hasta comienzos del siglo XX formó parte de La Chimba, uno de los primeros barrios populares de la capital. Durante los trabajos se identificó un basural con desechos de bebidas alcohólicas de fines del siglo XIX y comienzos del XX. A través de la restauración y caracterización inicial del material cerámico perteneciente a envases de cerveza rescatados en el sitio se concluye que la mayoría de las botellas utilizadas eran importadas y que este sitio podría estar relacionado con “La Fonda del Arenal”, taberna del sector particularmente famosa durante la época de la Guerra del Pacífico. A partir de estos trabajos se estableció contacto con la Corporación de Cultura y Patrimonio de la Comuna de Independencia en pos de difundir entre la comunidad estos hallazgos y de esta forma contribuir en la construcción de la historia de la comuna.
The year 2014, product of the construction of an apartment building,was excavated Leonor Cepeda 952, archaeological site located in the commune of independence (Santiago de Chile) territory, which since colonial times and until the beginning of the twentieth century formed part of La Chimba, one of the first neighborhoods of the capital. A garbage dump with waste from alcoholic beverages of late nineteenth century and early twentieth was identified during work. Through the restoration and initial characterization of the ceramic material belonging to beer containers rescued at the site it is concluded that most of the used bottles were imported and that this site could be linked to “La trattoria el Arenal”, Tavern in the sector particularly famous during the time of the war of the Pacific. From these works were contacted the Corporation culture and heritage of the commune of independence in order to disseminate the community between these findings and in this way contribute to the construction of the history of the commune.
O ano 2014, produto da construção de um prédio de apartamentos, foi Leonor Cepeda 952 escavado, um sítio arqueológico localizado no município de Independencia (Santiago de Chile) território desde os tempos coloniais e até que o começo do século vinte fosse parte de La Chimba, uma das primeiras vizinhanças da capital. Um montão de lixo com resíduos de bebidas alcoólicas do final do século dezanove e cedo vigésimo identificou-se durante o trabalho. Por meio da restauração e a caraterização inicial do material cerâmico que pertence a containeres de cerveja resgatados no sítio conclui-se que a maioria das garrafas usadas se importaram e que este sítio pode ligar-se a “La trattoria el Arenal”, Taberna no setor especialmente famoso durante o tempo da guerra do Oceano Pacífico. Destes trabalhos contataram-se a cultura de Corporação e a herança da comuna de independência para disseminar a comunidade entre estes achados e deste modo contribuir para a construção da história da comuna.
Desde el periodo prehispánico el territorio ubicado al norte del río Mapocho, fue conocido como “La Chimba”, es decir, “al otro lado del río” en idioma quechua. A partir la conquista española dentro de sus límites se ubicaron diversos asentamientos de indígenas y mestizos. Posteriormente se estableció como uno de los primeros barrios populares de la capital, lugar de chinganas, bares, burdeles y otros espacios de sociabilidad popular. El río Mapocho fue determinante en la identidad del sector, puesto que debía soporta las constantes (y muchas veces, brutales) salidas del cauce del río y el posterior aislamiento del resto de la ciudad.
Fue también lugar de abandono y olvido, pues era lo que el Santiago central, cuna de la aristocracia chilena, no quería ver y deseaba esconder y olvidar una vez cruzado el río.
Importante para la configuración del barrio La Chimba es la presencia de órdenes religiosas en el lugar, primero franciscanos en el siglo XVII y posteriormente dominicos y carmelitas en el siglo XVIII. Durante el siglo XIX, una vez alcanzada la independencia del país, en este sector surgirían las primeras instituciones ligadas a la salud y la muerte, como los cementerios y hospitales.
Gracias a la canalización del río Mapocho en 1888 se logró contener las crecidas del río y de esta forma generar una mejor conectividad entre este sector y el centro y sur de la ciudad, gracias a la construcción de puentes de acero que reemplazaron a los antiguos puentes de madera. A partir de esto se produjo un proceso más acelerado de urbanización durante el siglo XX (figura 1), el cual, sin embargo, no logró modificar el carácter autónomo que diferenciaba a La Chimba del resto de Santiago.
A esta árabe, española e inclusive italiana que se radicó en distintos sectores del territorio. En los últimos años la comuna ha experimentado un explosivo aumento de las construcciones en altura producto de la renovación urbana que está aconteciendo en el sector. A partir de uno de estos proyectos inmobiliarios es que quedó al descubierto el sitio de Leonor Cepeda 952.
Durante el año 2014, se realizaron trabajos arqueológicos (caracterización y rescate) en el sitio de Leonor Cepeda 952 (Figura 2) producto de la construcción de un edificio de departamentos. El terreno se encontraba emplazado al final del pasaje del mismo nombre, el cual durante años albergó instalaciones industriales de bajo impacto, además de encontrarse rodeado por la población Carrión, conjunto de viviendas dobles organizadas en torno al pasaje edificadas a finales de la década de 1920.
Como primera intervención en el sitio, se realizaron ocho pozos de sondeo de 50 x 100 cm, los cuales dieron indicios de una posible ocupación prehispánica y colonial (debido a la aparición de fragmentería cerámica y de un piso tipo “huevillo”) (Olguín 2014a). Posteriormente, el Consejo de Monumentos Nacionales autorizó el rescate de 153 unidades de una dimensión de 200 x 200 cm (equivalentes al 20% del área total a intervenir del proyecto) con el objetivo de caracterizar de mejor manera el contexto identificado en la etapa de sondeos. De esta manera, se dividió el sitio en tres sectores a intervenir arqueológicamente, correspondiente a 71 unidades (Sector 1), 41 unidades (Sector 2) y 41 unidades (Sector 3) respectivamente (Olguín 2014b) (Figura 3).
De forma general, se identificaron 4 capas sedimentarias en los 3 sectores excavados:
Capa A: Matriz superficial correspondiente a un limo arcilloso semicompacto de color predominantemente marrón, con abundantes inclusiones de clastos subangulosos de tamaño mediano y pequeño, además de grava y gravilla, la cual aparece mezclada con abundante material de relleno (fragmentos de ladrillos, restos de hormigón, desechos modernos, etc.) producto de la última ocupación del lugar, la cual fue demolida para la realización del proyecto. La extensión de esta capa se desarrolla entre la superficie y los 40-70 cm de profundidad.
Capa B: Matriz bajo la Capa A correspondiente a un limo arcilloso semicompacto de color predominantemente marrón claro, con escasas inclusiones de clastos subangulosos. Presenta elementos asignables a periodos históricos (fragmentos de ladrillos y tejas, restos metálicos, fragmentos de vidrio y loza, restos óseos de fauna doméstica) y también materiales de adscripción prehispánica (materiales cerámicos y líticos). Su extensión varía entre 30 a 80 cm a partir del fin de la Capa A. Además, el Sector 2 presenta un bolsón que alberga gran cantidad de material cerámico (principalmente loza y gres) y vítreo, tanto fragmentería como formas completas (básicamente botellas de alcohol), todos estos elementos junto a un limo arenoso semicompacto de color rojizo.
Capa C: Matriz bajo (Sector 1) o en paralelo (Sector 2 y 3) a Capa B, correspondiente a un limo arcilloso muy compacto, de color marrón grisáceo amarillento, con escasas inclusiones. Presenta escaso material cultural, el cual sería de adscripción prehispánica (restos cerámicos y líticos). Su espesor varía entre 50 a 70 cm a partir de los 80-100 cm de profundidad.
Capa D: Esta capa aparece sólo en el Sector 1 y 2, bajo Capa C y corresponde al nivel aluvial de la antigua cuenca del rio Mapocho, por lo cual corresponde a una matriz limo arenosa con gran presencia de clastos subangulosos y cantos rodados de tamaños variados. Aparece en los niveles finales de la excavación (entre los 150 cm y 190 cm de profundidad) y se trataría básicamente de un estrato estéril.
Los materiales culturales recuperados a partir de las excavaciones corresponden principalmente a restos vítreos (n=21.733), restos óseos (de fauna e instrumentos) (n=12.971), metales (n=12.425), fragmentería cerámica (histórica y prehispánica) (n=10.648), restos de loza (n=5.025), malacológicos (n=2.653), objetos líticos (principalmente prehispánicos) (n=708), restos de tejas (n=520), además de vestigios de materiales modernos (envases de plásticos, material fílmico, prendas de vestir, etc.).
A partir del trabajo en terreno, la interpretación estratigráfica y al análisis preliminar de los materiales culturales recuperados (Olguín 2014b), se identificaron 4 ocupaciones en el sitio, las cuales darían cuenta de las sucesivas ocupaciones acontecidas en dicho espacio, comenzando en tiempos prehispánicos y extendiéndose hasta la actualidad.
1) Prehispánica: Primera ocupación asociada a grupos alfareros tempranos (Tradición Bato) y tardíos (Cultura Aconcagua) debido a la presencia de fragmentería cerámica característica (Guajardo 2015) y de puntas de proyectil de un tamaño reducido (posiblemente puntas de dardo y/o punta de flecha) (Grasset 2015). Se desarrollaría en la Capa C, la cual en general no mostraría mayor alteración, aunque las ocupaciones que se desarrollaron posteriormente habrían alterado la estratigrafía en algunos sectores, con lo cual materiales habrían emigrado hacia los niveles superiores.
2) Histórica: La Capa B albergaría esta ocupación, la cual se observa como la más compleja, debido a las alteraciones sufridas por el sitio en este periodo debido al desarrollo de actividades propias de la época, y también por las deficiencias en el proceso de excavación y registro, las cuales no permitieron determinar de manera fehaciente los diversos momentos acontecidos.
De ahí que, por la revisión posterior del material cultural, nos atrevemos a pensar la existencia de una ocupación de tipo Colonial (no identificada en un primer momento y que posiblemente haya sido alterada por la ocupación histórica posterior) de la cual daría cuenta un conjunto pequeño, aunque decidor, de elementos característicos aparecidos en el Sector 1 y 2. Entre estos destaca un chispero o “piedra de chispa” (Schávelzon 2013) el cual, en un principio fue confundido con un raspador de factura prehispana, además de un fragmento de lo que podría haber sido un azulejo con decoración pintada polícroma bajo cubierta y finalmente la existencia de restos de cerámica vidriada (principalmente de colores verde y negro) y muy escasos fragmentos del tipo “fina roja” o “pulida” (la cual, según los antecedentes, corresponderían a piezas elaboradas por las monjas Claras a partir de la segunda mitad del siglo XVII) (Prado 2006).
Sin embargo, se identifica claramente un contexto Histórico de época Republicana, el cual se desarrollaría entre mediados del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX (posiblemente entre 1850 y 1930, ya que en ese rango cronológico fue posible ubicar el material rescatado).
En el Sector 1, asociado a este piso de huevillo identificado en la etapa de sondeos, se detectaron cimientos o fundaciones de lo que correspondería a una antigua casa. Se trata de una estructura conformada por cantos rodados sobre el cual se ubica un sobrecimiento conformado por ladrillos de arcilla cocida, de tipo tejar o manual, de 40 x 20 x 6 cm dispuestos en soga y tizón, por lo menos en hilera doble y que se une con el mortero de pega. Además se observan (asociadas a ese mismo cimiento) unos cimientos y subdivisiones más pequeñas, las cuales fueron realizadas con piedras semicanteadas y que podrían estar relacionadas con otros recintos de esta casa o ampliaciones que podrían haberse dado a lo largo del tiempo. Dicha estructura estaría íntimamente ligada con los segmentos de piso de huevillo identificados, ya que estos corresponderían a pequeños patios o antejardines, como es posible de ver, inclusive hoy en día, en algunas casas de fachada continua existentes en los alrededores.
Por otra parte, en el Sector 2, contenido en la Capa B a modo de un bolsón con una matriz sedimentaria totalmente distinta al resto de la capa, se identificó un basural, del cual fue posible rescatar materiales vítreos en estado íntegro o casi íntegro, en donde destacan las botellas de cerveza que se abordarán más adelante.
Los materiales asociados a este contexto, y por ende a la Capa B, son muy diversos (herraduras, instrumentos óseos como cepillos de dientes y botones, restos de vajilla, frascos de medicamentos, fragmentos de muñecas de porcelana, etc.) dando cuenta de un contexto doméstico bastante particular, ya que elementos como los citados cepillos o muñecas, en principio, no corresponderían a materialidades ligadas a personas de extracción popular. Si a esto se suma la presencia de gran cantidad de botellas de alcohol (principalmente de cerveza) sería posible especular que, el carácter residencial/doméstico con que se definió esta ocupación en un principio, podría no ser muy exacta, pudiendo estar frente a otro tipo de actividades y dinámicas sociales mucho más complejas.
Hasta el momento no es posible afirmar si la casa existente en el Sector 1 (de la cual se conservan sus fundaciones y piso de huevillo) es contemporánea o tiene algún tipo de relación con el basural del Sector 2. Es de esperar que el estudio historiográfico que se está realizando en estos momentos pueda entregar luces sobre esta problemática.
3) Actual o Subactual: Ubicada en la Capa A, entrega evidencias materiales sobre las actividades que se han desarrollado en el sitio durante los últimos 50 años. Los elementos aparecidos son variados: envases plásticos, hojas de afeitar, restos de vestuario y calzado, interruptores eléctricos, fragmentos de cañerías, etc., la gran mayoría de ellos dando cuenta del carácter residencial-doméstico de la ocupación.
No obstante, hay un pequeño conjunto de elementos que difiere de este uso. Corresponden a casquillos pertenecientes al fusil Sturmgewehr 57 (o su abreviación SIG 510) que en un primer momento pasaron desapercibidos. Sin embargo, al conversar con María Luisa Jofré, vecina de la población Carrión, ella contó que en su infancia, durante la dictadura militar acontecida en las décadas de 1970 y 1980, en Leonor Cepeda 952, habían ocurrido asesinatos de opositores a la dictadura por parte de Carabineros. Esto ocurría porque las personas escapaban e ingresaban al pasaje, pero se encontraban con que el lugar no tenía salida, por lo cual eran ultimados por la fuerza policial.
Desde la segunda mitad del siglo XIX la fabricación de cerveza en la ciudad de Santiago experimentó un gran desarrollo. Para 1856 existían 46 fábricas de cervezas y de licores, mientras que para finales del siglo existían 70 fábricas exclusivamente de cervezas.
En la Chimba, se instalaron seis cervecerías en este periodo. La fábrica Ebner, que albergaba a la empresa de Andrés Ebner, que fue una de las principales productores de cerveza a nivel nacional, además de las fábricas de sus hermanos Antonio y Juan Ebner, las cuales tenían una pequeña producción de cerveza. La industria se ubicaba en la Cañadilla 145, actualmente avenida Independencia 565. Otra de las fabricas que se instalaron en el sector fue la de los Hermanos Remedi, que se encontraba en la calle Callejón de las Hornillas, la cual se encuentra cerca de la Población Manuel Montt, hoy actual avenida Vivaceta. También está la fabrica de cerveza Juan Brandau, que se encontraba en la Chimba 83, que es el actual Castillo Lehuedé, frente a la plaza Mori, en el barrio Bellavista, comuna de Recoleta. En el mismo barrio se ubicó la fábrica de cerveza Enrique Passig que se ubicaba en la calle Purísima 13.
La mayoría de estas fábricas utilizaban botellas de gres para envasar la cerveza debido a las características que posee este material por estar compuesto de una arcilla de alta temperatura, como son su impermeabilidad, extremada dureza, opacidad, tener una cubierta refractaria y vitrificada. De la totalidad de 5025 fragmentos de loza (como genérico) se distinguieron 1508 fragmentos de gres, de los cuales se pudo identificar un mínimo de 141 botellas, ya que se contabilizaron las bases encontradas y las botellas enteras. Las botellas enteras o casi enteras (a las cuales les faltaba sólo el pico o presentaban más del 75 % de la botella) ascendieron a 24 y todas poseían forma Sinusoidal. Se identificaron dos grupos: las bicolor y las monocolor. Esto dependía del color superficial de la botella, las bicolor son las que poseen un baño de color café chocolate en su mitad superior y las monocolor eran de color beige o crema. Las botellas de gres, al ser todas muy parecidas, se agruparon dependiendo de las siguientes características; color, sello del fabricante, sello de la marca de cervecería y medidas (diámetro base y alto) (Tabla 1).
En el caso del grupo de las bicolor, se encontraron un total de ocho botellas: de las tipo A, se identificaron tres botellas; de las de tipo B, se identificaron cuatro botellas; y tipo C, se identificó una botella. En el grupo de las monocolor se identificó un total de 15 botellas: de las tipo A, se identificaron cuatro botellas; de las tipo B se identificaron cinco botellas; de las tipo C, se identificó una botella; de las tipo D se identificaron cinco botellas (Figura 4 – Figura 5)
El imagotipo1 sobre los envases, se utilizaba para que el consumidor distinguiera la marca de cerveza de su preferencia, además las mismas empresas se beneficiaban por generar publicidad con los envases. Los colores que se emplearon fueron rojo, verde y azul, en la mayoría de las veces en un solo tono, sobre fondo de las botellas monocolor. La única marca que empleó la técnica bicolor fue la de Enrique Passig que utilizó colores rojo y verde oscuro sobre fondo crema. La ejecución era mediante transferencia del imagotipo antes del horneado.
Los fragmentos con diseño de marca de cervecería más abundantes correspondieron a la Cervecería Andrés Ebner. Esta empresa llegó a producir en el año 1896, la cantidad de 1,5 millones de litros de cerveza sencilla y 2,5 millones de litros de cerveza de calidad superior generando más de 350 plazas de empleo, y exportando cerveza al Perú2.
Las marcas de los fabricantes de las botellas se realizaban con un estampado bajo relieve, cuando la arcilla se encontraba blanda. La mayoría de lo envases o fragmentos que tienen marca del fabricante del envase eran de procedencia inglesa y se encontraba en la parte inferior de la botella. Este estampado tenía una medida entre 3 a 5 cm y estaba inscrito o generando una forma ovalada. Las marcas encontradas en el sitio corresponden a A.G. Scott y Co. de Glasgow, la Campbellfield 1 de Glasgow, la Kennedy Barrowfield Pottery de Glasgow y la Grosvenor de Glasgow. Aunque cabe destacar un par dem fragmentos de manufactura nacional de la ciudad de Valparaíso.
El sitio se emplazaba en un lugar estratégico (no más de 700 m de la fábrica Ebner), cercano al “Camino Real” (hoy, Avenida Independencia) antigua salida Norte de Santiago, lugar de chinganas y fondas donde una de las más conocidas, la denominada Fonda El Arenal, estaba distante a unos 200 m. Este lugar fue uno de los más populares y conocidos, ya que era frecuentado por un gran espectro de la sociedad entre intelectuales, políticos, militares y pueblo en general. En este lugar se podía beber, comer, y realizar todo tipo de actividades ligadas a la bohemia santiaguina.
La evidencia arqueológica aparecida en el sitio de Leonor Cepeda 952, hace suponer que el sitio fue un basural de alguna pulpería, fonda, chingana o burdel. Es posible especular que la presencia de tal diversidad de marcas de cerveza, además de objetos poco comunes para el nivel socioeconómico de los habitantes del sector (ya que por lo que explican las crónicas es un sector marginal, pero a pesar de eso se registraron cepillos de dientes y dentífrico de marcas inglesas, además de restos de muñequitas de porcelana).
En conclusión, es posible señalar que Leonor Cepeda 952 corresponde a un sitio excepcional del cual no se tenían referencias y que entrega valiosa información para la comprensión de las dinámicas sociales que acontecían, desde tiempos prehispánicos, en al tradicional sector de La Chimba, barrio que, a pesar de ser recurrente a la hora de estudiar la historia de la ciudad de Santiago, es muy poco conocido.
La presencia de un bolsón Republicano tan denso y con material cerámico y vítreo en tan buen estado de conservación planteó una serie de inquietudes referidas a la protección de este tipo de sitios arqueológicos, así como a la divulgación de la información aquí generada en ámbitos más allá de los meramente técnicos y/o académicos. De ahí que se estableció contacto con la Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia en busca de generar en conjunto estrategias para la valoración y resguardo del patrimonio arqueológico de la comuna.
Nuestro objetivo como investigadores consistió en poder transmitir a la comunidad, a través de un lenguaje adecuado y entendible, información que para ellos fuera relevante, tanto para generar o recuperar su sentido de identidad e historia local como también para entender, valorar y proteger el patrimonio cultural de las amenazas que la modernidad ha generado.
La Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia se forma en el año 2013 y es una Corporación Municipal de derecho privado sin fines de lucro, regida por las normas consagradas en la Ley 20.500 del 2011 y las normas pertinentes del Código Civil. Este organismo surge ante la inexistencia de un departamento de cultura en la comuna y se plantea como objetivo el generar políticas para el desarrollo cultural de la comuna en todos sus ámbitos, ya que reconoce la importancia que posee la cultura y el patrimonio como medios de transformación social3. Se propone además contribuir al aprecio, conocimiento y gestión del patrimonio cultural de la comuna, fomentando la labor educativa y tratando de abarcar en ella a la mayor cantidad de personas posibles, ya que se asume que la interacción con la comunidad y la promoción de su patrimonio son una parte esencial de la función educativa de la corporación.
Los intereses enarbolados por la Corporación de Cultura y patrimonio de Independencia coinciden con las ideas de difusión del conocimiento arqueológico en pos de una valoración de este tipo de patrimonio, de ahí que desde el año 2014 se trabaje en conjunto con ella en una serie de iniciativas de carácter patrimonial en pos de la valoración, defensa y difusión del patrimonio cultural de la comuna de Independencia. La primera de estas actividades correspondió a la difusión de la información arqueológica obtenida del sitio Leonor Cepeda 952.
Analizada la realidad existente y las condiciones con las que contaba la corporación, se concluye que la mejor manera de transmitir este conocimiento inédito a la comunidad, es mediante la realización de charlas expositivas. Por medio de estas conversaciones es posible sensibilizar, valorizar y concientizar sobre el patrimonio, además de generar una instancia de participación con la comunidad y el feedback necesario con los investigadores, lo cual enriquece la perspectiva de cada uno de los participantes, así como también del conocimiento que se está transmitiendo.
Se presentaron los resultados dentro de unos ciclos de conferencias en dos instancias diferentes. El primero se denominaba “Conversaciones Patrimoniales en Independencia” (Figura 6) y fue realizado en la Biblioteca Pablo Neruda de la comuna, contando con el patrocinio de la Corporación Cultura. La segunda se realizó en el marco del “V Ciclo de Charlas Patrimoniales” organizado por la Unidad de Patrimonio del Ministerio de Salud en el Centro Nacional de Recuperación Patrimonial de la Salud (Interior Antiguo Hospital San José, comuna de Independencia).
La convocatoria fue una invitación abierta a todo el público, acomodándose en un horario posterior a la jornada laboral. Se realizó una exposición de contenidos por aproximadamente 45 minutos, con apoyo de material visual (principalmente fotografías). Posterior a esto se realizaron preguntas, comentarios y observaciones por parte de los asistentes, entrando en diálogo con los expositores.
Finalmente los asistentes se mostraron interesados en los temas expuestos, valorando este tipo de instancias, ya que las consideraron una herramienta real de aprendizaje y diálogo que permite reconocer la importancia del patrimonio existente en la comuna, además de reforzar la identidad y cohesión de los habitantes de ella.
En los últimos años en la comuna de Independencia se han materializando una serie de proyectos inmobiliarios y de obras civiles que han dado cuenta de la presencia de sitios arqueológicos en el sector (e.g. Reyes y García 2013; Reyes y Labarca 2013). Esta información se vuelve relevante al constatar la escasa información con que se cuenta para el área, por lo cual constituyen una valiosa fuente de información sobre la Prehistoria e Historia de la ciudad de Santiago y sus habitantes. Este es el caso del sitio Leonor Cepeda 952, sitio que da cuenta de sucesivas ocupaciones humanas en el sector, las cuales abarcarían el periodo prehispánico, colonial y republicano, dando cuenta inclusive de momentos históricos recientes.
La ocupación más densa y llamativa, correspondiente a la de época Republicana (se propone que abarcaría entre 1850 y 1930) se ha interpretado como resultado de actividades ligadas al entretenimiento y sociabilización popular, donde el alcohol y el sexo estarían presentes. Desgraciadamente los análisis aquí expuestos son sólo preliminares, además de presentar el sitio una serie de inconvenientes durante todo el proceso del trabajo arqueológico, los cuales obviamente redundarán en su interpretación última.
Finalmente destacar el trabajo realizado con el apoyo de la Corporación de Cultura y Patrimonio de la comuna Independencia el cual permitió compartir con la comunidad información de primera fuente, verídica y de calidad, al mismo tiempo tratando de generar una dinámica en que el trabajo científico se nutra con la información (conocimiento, dudas, observaciones, datos, etc.) transmitido por ella.
1. Imagotipo o Isotipo, es la representación visual entre el logotipo de una empresa y su nombre todo en un misma imagen. Esto busca reforzar la identificación de la misma, persiguiendo la fácil memorización y diferenciación por parte de los posibles clientes (Wong 1995).
2. 1884. Almanaque comercial para el año 1884. Imprenta Patria. Valparaiso. Chile.
3. http://independenciacultural.cl/corporacion-de-cultura-y-patrimonio/
A Camila Arancibia, Felipe Pastén, Laura Olguín y a todos aquellos que contribuyeron al desarrollo de esta investigación.
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