Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Vol. 01 2007. ISSN 2344-9918
Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina
Artículos

ESTADO DE LAS INVESTIGACIONES ARQUEOBOTÁNICAS EN MENDOZA Y SUS IMPLICANCIAS EN LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA

STATUS OF ARCHAEOBOTANICAL RESEARCH IN MENDOZA AND ITS IMPLICATIONS FOR HISTORICAL ARCHAEOLOGY

ESTADO DA PESQUISA ARQUEOBOTÂNICA EM MENDOZA E SUAS IMPLICAÇÕES PARA A ARQUEOLOGIA HISTÓRICA

Horacio Chiavazza
Inv. SECyT y Prof. FFyL. UNCuyo. Dir. Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco
Luis Mafferra
Becario SECyT UNCuyo
Cómo citar este artículo:
Chiavazza, H., & Mafferra, L. (2007). Estado de las investigaciones arqueobotánicas en Mendoza y sus implicancias en la arqueología histórica. Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana, 1, 127–152. Buenos Aires
RESUMEN:

Se presenta la problemática referida al rol de los recursos vegetales dentro de los lapsos de contacto hispano indígena en el norte de la provincia de Mendoza. Se indaga acerca del potencial informativo de los restos arqueobotánicos y en particular los carpológicos, recuperados en excavaciones del área fundacional de Mendoza para elaborar hipótesis referidas al cambio cultural entre las poblaciones nativas en el proceso de conquista y colonización producido durante el siglo XVI.

Palabras clave:
arqueología urbana, Huarpes, ciudad de Mendoza
ABSTRACT:

The problem presented in this paper referred to the role of the vegetable resources
in the lapses of indigenous-hispanic contact in the north of the county of Mendoza. It
investigates about the informative potential of the archeobotanics remains and in
particular the carpologic ones, recovered in excavations of the foundational area of
Mendoza city to elaborate hypothesis referred to the cultural change among the native
populations in the conquest process and colonization taken place during the XVI century.

Keywords:
urban archaeology, Huarpes, Mendoza city
RESUMO:

A si próprio apresentável a ela problemático com locução à função do finanças hortaliça no deslizes de influência Hispano nativo na a norte de a competência de Emendar. A si próprio indaga sobre do potencial instruindo do naufrágio arqueobotánicos e em particular o carpológicos, recuperável em excavações do sector fundações de Emendar a fim de exponente hipósese com locução à mudado cultural em - entre as populações nativo na processando de conquista e colonização originado durante o século XVI.

Palavras-chave:
arqueologia urbana, Huarpes, cidade do Mendoza
Recibido:
marzo de 2007
Aceptado:
mayo de 2007

INTRODUCCIÓN

En la arqueología del norte de Mendoza el registro arqueobotánico ha sido mencionado esporádicamente y fue poco tenido en cuenta en las interpretaciones tanto de las ocupaciones humanas como de los procesos. En el caso particular de la arqueología de momentos históricos esto resulta más llamativo, dado que aún habiéndose trabajado gran cantidad de sitios, tanto en sectores urbanos como rurales, los resultados no consideran el rol que tuvieron los productos cultivados en el proceso de interacción cultural y de transformación de las sociedades indígenas. En general los trabajos se han limitando a mencionar presencias pero no integrarlas en las interpretaciones más allá del sentido de marcadores económicos (Bárcena et al. 1985; García 1988; Sacchero et al. 1988; Durán y García 1989; Bárcena y Schávelzon 1991, entre otros).

Por tal razón, emprendimos un trabajo de búsqueda sistemática de este tipo de evidencias centrados en las excavaciones del área fundacional de Mendoza, con el objetivo de ampliar el conocimiento referido a las condiciones de vida de las poblaciones en el proceso de interacción entre los europeos conquistadores y los nativos sometidos; buscando conocer el rol jugado por recursos que implican sistemas de producción, procesamiento y consumo de plantas exóticas; y su impacto sobre los hábitos, significación y modos de vida de los grupos humanos en cuestión (Ruhl 1997; Chiavazza 2005a; Mafferra y Silvestri 2005; Mafferra et al. 2006).

Nuestra hipótesis de trabajo se basa en que habría existido un intercambio temprano entre los conquistadores de Chile y los Huarpes de Mendoza, asentados a ambos lados de la cordillera, antes de que se produjera un avance explorador y conquistador desde el Oeste hacia Cuyo. Esto implica que desde la fundación de Santiago en 1541, los europeos habrían aportado estas especies a nuestra región por medio del traslado que hacían los Huarpes entre una y otra vertiente cordillerana (esto fue sugerido en un estudio histórico realizado por Báez 1948). Por otro lado y a partir de las características de los contextos excavados y publicados hasta ahora, también podría cuestionarse la clara filiación agrícola atribuida a los Huarpes prehispánicos del valle de Huentota, ya que a la fecha no se han reportado descubrimientos de maíz, poroto o quínoa, y en iguales condiciones de depositación, si aparecieron semillas de especies neófitas cultivadas como trigo (Triticum sp.), cebada (Hordeum sp.), centeno (Secale sp.), vid (Vitis sp.), olivo (Olea sp.) y durazno (Prunus sp.).1

Las implicancias de estas hipótesis, además de cuestionar el carácter agrícola pastoril de los huarpes postulado en trabajos previos, nos llevan a una derivada, que se refiere a las estrategias de la conquista del Cuyo de los Huarpes, para la que proponemos por lo menos tres pulsos. A los conocidos historiográficamente de exploración (1551) y colonización (15611562) (ver Prieto y Willoud 1986) sugerimos que le habría precedido una de implantación de productos (por lo menos desde 1541) y que llevó a los grupos nativos a reajustar sus prácticas y modalidades económicas, haciendo de este modo más propicio el posterior avance y consolidación de la conquista una vez que esta se decidió (aunque la introducción de estas modalidades productivas y nuevos productos no necesariamente se ejecutó de modo consciente).

Estas hipótesis son ambiciosas y tienen como debilidad la resolución temporal demandada al registro arqueológico (microescala) pero deja sentadas las bases para una búsqueda orientada a la explicación de los procesos de cambio e interacción cultural experimentados en este sector de América a mediados del siglo XVI, complementando datos documentales y precisándolos a partir del manejo de evidencias materiales.

PLANTEO DEL PROBLEMA

La arqueología del norte de Mendoza ha basado gran parte de sus interpretaciones referidas al cambio cultural en base a la definición y organización temporal de sistemas tecno-económicos. Concretamente, se han determinado dos grandes etapas marcadas por tecnologías con o sin cerámica y con economías basadas en la caza y recolección o en la agricultura y/o el pastoralismo respectivamente. A estos periodos se les han asignado diferentes etapas como: paleoindio (Schobinger 1975) y arcaico (Lagiglia 2002) en el primer caso, o desarrollo de Culturas Arqueológicas, como Agrelo (Canals Frau 1956; Canals Frau y Semper 1957) o Viluco (Lagiglia 1968, 1976) en el segundo.

Estas categorías o conceptos con fuertes connotaciones interpretativas no han contado generalmente con correlatos empíricos que las sustenten. Esto es particularmente notable en el caso de la definición del cambio de economías cazadoras hacía otras productoras, definidas incluso como agropecuarias (Bárcena 2002). Generalmente la presencia o ausencia de cultígenos bastó para definir a dichas sociedades, cuando en realidad su presencia o la asociación de éstos con cerámica, no implica la práctica agrícola (Dennell 1985; Gil 1997-1998; Chiavazza 1999, 2001). Debería prestarse atención a las tecnologías asociadas a dichas prácticas y a los factores sociales implícitos que permitirían su concreción; además de incorporar nuevas líneas de evidencia como el uso del espacio, la intensidad y el tamaño de la ocupación y la amplitud de la dieta, a través del análisis del Delta C 13, isótopos estables, registro arqueofaunístico, coprolitos, etc. (Gil 1997-1998; Novellino et al. 2004).

Sin negar taxativamente la posibilidad de que las estructuras económicas prehispánicas hayan tenido un componente agricultor y que, incluso, existan sucesiones en el tiempo, nos parece apropiado plantear una revisión de los datos anotados en los antecedentes y aportar evidencias que contribuyan a generar hipótesis que se perfilan como complementarias o alternativas frente a los esquemas tradicionalmente propuestos.

En este punto es importante destacar que no consideramos que el tratamiento del problema desde el exclusivo aporte de la evidencia arqueobotánica contribuya por sí mismo a su resolución, sino que ésta incluso puede ingresar distorsiones interpretativas y que es justamente el tratamiento teórico previo el que debe orientar las interpretaciones. En este caso, si se acepta que el único hallazgo de semillas de especies cultivadas en ciertos contextos define a estos como resultantes de sistemas de explotación agrícola, no cabe discusión alguna. Incluso si se pretende que la cerámica es un indicador indirecto de tales sistemas, o el hecho de aceptar fuentes documentales como verdades absolutas y no como datos susceptibles a la crítica, análisis e interpretación, tampoco puede argumentarse en contra por inconmensurabilidad paradigmática. Sin embargo, si aceptamos que la agricultura, como sistema económico en el que centran su subsistencia los grupos humanos, tiene implicancias sociales, políticas, ideológicas e incluso simbólicas de importancia fundamental, vale la pena preguntarse si los restos hallados, más que ser resultado de la producción de quienes los descartaron en un sitio, son resultado sólo de su consumo. Esto posee implicancias interpretativas de gran significación, puesto que supone que los grupos no se comportaron como agricultores e incluso que de alguna manera se vincularon con grupos que si lo eran y que establecieron relaciones que son las que hay que explicar antes que descartar o dar por sentadas dentro de procesos difusores de cultura sin más.

Inicialmente se detectó que los reportes de excavación de sitios del oasis norte de Mendoza que mencionan la recuperación de evidencias arqueobotánicas carpológicas tienen las siguientes características:

  1. No se encuentran dentro de un plan sistemático de recuperación.
  2. Los escasos restos recuperados son generalmente carpológicos y excepcionalmente se registran análisis antracológicos de carbones con el objeto de definir especies usadas en la combustión y/o construcciones (Roig y Bárcena1997; Garibotti 2001).
  3. Las caracterizaciones taxonómicas se han dado fundamentalmente a nivel genérico.
  4. Se trata generalmente de listas de presencia o ausencia de estos restos en diferentes niveles excavados, sin generar discusión en torno a ellos y a las interpretaciones que generan (quizás por el vacío teórico al que nos referimos en los párrafos anteriores).

Esto llevó a la implícita concepción de que las condiciones de conservación de restos orgánicos en el subsuelo de Mendoza no son favorables y que por lo tanto, la evidencia arqueobotánica será siempre material excepcional. Esta generalización, de implicancias metodológicas, no fue paleada con el empleo de técnicas específicas para chequear si realmente las condiciones de conservación no son realmente favorables (no hemos observado que exista una metodología de lavado ni de flotación de sedimentos en los trabajos precedentes).

De este modo, las interpretaciones referidas a la existencia de sistemas económicos prehispánicos centrados en la producción agrícola cuentan con evidencias limitadas a un pequeño conjunto de semillas y algunos marlos. Las que aportan según nuestro criterio, un desmesurado cuadro interpretativo consecuente (sedentarismo, producción excedentaria, sociedades jerárquicas, división genérica del trabajo, etc.).

En este punto merece hacerse una acotación. En realidad la caracterización agrícola de las poblaciones prehispánicas de Mendoza no dependieron tanto de la evidencia arqueológica para definirse como tales. El apriorismo vino siempre de la mano de la documentación histórica. Esta describe (tampoco en abundancia) a los Huarpes de Mendoza como agricultores, incluso más que los de San Juan, y que centraban su economía en productos como el maíz y las calabazas (Bibar 1966). A esta fuente, escrita en 1558, se le agregaron otras posteriores a la conquista, principalmente del siglo XVII, que contribuyeron al desarrollo de esta idea (ver Michieli 1983). De este modo, la mayor parte de la información fue extrapolada de tiempos coloniales a lapsos prehispánicos. Las interpretaciones pueden discutirse, ante todo por el proceso de aculturación que vivieron las sociedades locales luego de la conquista hispana efectiva en 1561 (Prieto 1980; García 1998) y aún antes por los contactos tenidos con los españoles ya instalados al otro lado de la cordillera en Santiago desde 1541 y por la anterior conquista incaica.

A partir de la interpretación de estos documentos, se proyectó un paisaje prehispánico regional salpicado por huertas dispersas, con Huarpes labradores y asentados en torno a un simple pero bien desarrollado sistema de irrigación, el que habría sido explotado por los españoles desde 1561 en adelante (recientemente se llegó a proponer la existencia de andenes de cultivo, ver Ponte 2006). Estos datos fueron ampliados con hallazgos de semillas y mazorcas en algunos sitios del norte provincial, los que generalmente se asociaban a cerámicas grises incisas y rojas pintadas. Por lo tanto, la evidencia era indiscutiblemente considerada como de grupos agrícolas, que luego, con dataciones absolutas, se precisó dentro de un proceso de 2000 AP por lo menos. En este caso cabe mencionar que las dataciones se hicieron sobre carbones o cerámicas del contexto y no sobre los restos arqueobotánicos directamente. Por otro lado cuando las fechas se remontaron a más de 3500 AP, se hicieron a partir de los datos obtenidos en la vecina provincia de San Juan (Gambier 1977).

Como vemos, el cuadro resultante que da cuenta de un cambio económico de gran trascendencia social y cultural en general se basó por un lado en datos dispersos recuperados asistemáticamente y por otro, en aquellos procedentes de documentación histórica extrapolada temporalmente e incluso de registros arqueológicos hallados en regiones vecinas.

En consecuencia, la descripción de este cambio cultural desde la evidencia arqueológica se basó solamente en la presencia de semillas en el registro, cuestión que hace discutible las interpretaciones postuladas, pues lo que predomina en los contextos donde aparecen estos restos (generalmente en abrigos rocosos precordilleranos) son resultantes de ocupaciones vinculadas claramente con la caza (huesos de guanaco) y recolección (cáscaras de huevo de ñandú y semillas de vegetales silvestres como algarrobo y chañar) permitiendo sospechar que estos productos pudieron ser resultado de intercambios y no de la producción. Esta idea se refuerza al observar que en los sectores de tierras bajas, donde se propuso la existencia de sitios de ocupación permanente, lo que predominan son evidencias de explotaciones pesqueras asociadas a lagunas y de ninguna manera agrícolas (Chiavazza 2001; Cahiza 2003). Este punto es particularmente sensible en las discusiones, ya que debe tenerse presente en qué medida la complejidad sugerida para las explicaciones sociales prehispánicas puede vincularse más con economías pescadoras que agricultoras (e.g. Loponte et al. 2004).

En nuestro intento de aportar datos para contribuir a esta discusión, en primer lugar centramos nuestros trabajos en el piedemonte precordillerano y planicie, que es donde los anteriores trabajos ubicaban los “sitios de habitación permanente” productores de los restos de cultígenos encontrados en los sitios cordilleranos. Por ejemplo Maria del Rosario Prieto en su definición de “ecosistemas culturales”, se refiere al área del piedemonte y planicie como la poseedora de un suelo fértil “(…) apto para la agricultura en gran escala, agua abundante para riego, y amplios espacios capaces de soportar una demografía más alta, que permitieron el establecimiento de grupos con un nivel de integración tribal. Practicaron una agricultura con excedentes y la cría de animales domésticos” (Prieto 1997-1998:57).

Víctor Durán y Cristina García, por su parte, propusieron un modelo de ocupación para la región, en el que “Los asentamientos permanentes deben haberse ubicado en el Valle de Uspallata y el piedemonte cordillerano y planicie oriental. Suponemos que en estos sitios se realizaban actividades de tipo generalizado destinadas a la satisfacción de necesidades fundamentales para la subsistencia de cada grupo (agricultura, pastoreo y/o recolección de vegetales comestibles)” (Durán y García 1989:31).2

Teniendo en cuenta tales enfoques, creemos importante mencionar la consideración de García (1992) cuando argumenta que en el caso de la arqueología de Mendoza “El hecho de que aún no se hayan excavado poblados u otro tipo de sitios de habitación permanente en el llano implica que seguramente los hallazgos realizados hasta el momento no son de ninguna manera representativos del grado de desarrollo de la agricultura de entonces a nivel regional (…)” (García 1992:11).

Justamente, aún sin poder establecer fehacientemente que hayamos excavado sectores de un poblado huarpe en sentido estricto, consideramos que los registros del sustrato urbano donde se fundó la ciudad en 1561, apuntan a definirse como correspondiente a este tipo de sitio. Se trata de contextos densos y diversos, además de posicionados por debajo de niveles del siglo XVII y con algunos materiales históricos del siglo XVI, por lo que podría sostenerse que las evidencias que presentaremos corresponden al de un asentamiento estable y relativamente denso de población indígena durante el período de transición previo a la llegada de los conquistadores y colonial temprano (Chiavazza y Prieto 2001, ver los estudios de cerámica tipo Viluco en Prieto 2005).

METODOLOGÍA

La utilización sistemática de técnicas de recuperación y análisis de material paleobotánico nos permitió contar con excelentes muestras arqueobotánicas. Esto permitió dar comienzo a una línea de trabajos, generalmente poco explorada en la arqueología histórica local. Por medio de estas técnicas constatamos el alto potencial de información arqueobotánica que posee el sustrato del casco colonial de la ciudad de Mendoza. Este potencial fue conocido utilizando diferentes técnicas para la recuperación, conservación y análisis del material (Buxó 1997). En este caso evaluamos las técnica de lavado en columna y de flotación, resultando más efectiva la primera (téngase en cuenta que en el tamizado en seco no se podían detectar restos botánicos) (Mafferra y Silvestri 2005). Los sedimentos necesariamente debieron ser disueltos en agua (en la cuba de flotación o en baldes en el caso del lavado) sin deshacer los terrones manualmente, sino dejándolos reposar, a fin de disminuir la destrucción de los restos botánicos. En este proceso la semillas carbonizadas se embebían en agua por lo que no flotaban, así notamos que en este tipo de sedimentos es más factible la aplicación de la técnica de lavado en columna y colado para la recuperación de material botánico. En cuanto a la técnica de muestreo, se decidió lavar la totalidad de los sedimentos excavados en estos niveles, lo que aseguraba no sólo la recuperación de la totalidad de los restos arqueobotánicos presentes en la superficie excavada, sino también el rescate de restos de peces y de otros pequeños materiales arqueológicos, que no son percibidos en el tamizado en seco (e.g. cuentas de collar).

Con respecto al análisis optamos por la comparación taxonómica de los restos de semillas arqueológicas con colecciones de referencia y manuales especializados (Martin y Barkley 2000).

PROCEDENCIAS DE LAS MUESTRAS RECUPERADAS

Las excavaciones realizadas por el Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco (CIRSF) en la ciudad de Mendoza han sido abundantes y extendidas (Chiavazza 2003). Los puntos trabajados han sido las ruinas de San Francisco, el cabildo-matadero, los predios religiosos mercedario, agustino y dominico, los solares de Alberdi e Ituzaingo, Ituzaingo 2190, Alameda, Gimnasio nº3, Proyecto Plaza Huarpe y Chacabuco, a lo que se suma una gran cantidad de seguimiento en pozos de obras urbanas diversas (obras sanitarias, arreglos de calles, etc.).

En la actualidad contamos con un considerable volumen de información referida a las tendencias de la secuencia estratigráfica de diferentes sectores de la ciudad de Mendoza (Bárcena 1998; Chiavazza 2005a, 2005b, 2006). A esto se suma la recuperación de contextos densos, con una gran diversidad artefactual, lo que nos permite proponer una secuencia ocupacional para el sector del valle, en la que desde hace por lo menos dos mil años, se vendrían registrando ocupaciones estables, de un patrón aldeano disperso vertebrado en torno a cauces y ciénagas en tiempos tempranos (Chiavazza 2005a; Prieto y Chiavazza 2006; Ponte 2006) hasta uno de carácter urbano consolidado desde la segunda mitad del siglo XVII (Ponte 1987; Cueto 1991; Prieto 1997-1998; Chiavazza y Prieto 2001; Chiavazza 2005b). Entre las recurrencias de los contextos considerados prehispánicos tardíos y coloniales tempranos, en todas las excavaciones se detectó la presencia de carbón (en mayor o menor abundancia), cerámicas indígenas (Viluco), coloniales tempranas locales (carrascal), rojas monocromas y mayólicas americanas y extra-americanas. Los restos faunísticos muestran abundancia de taxones, donde se integran restos de fauna euroasiática (cerdo, oveja, cabra) y autóctona (peces, ñandú, etc.). Los niveles corresponden a profundidades que generalmente se registran por debajo de los dos metros.

Las excavaciones en cuyos registros se recuperaron restos carpológicos que aportaremos para contribuir a la discusión planteada con este trabajo son: Alberdi e Ituzaingó (AeI) y ruinas de San Francisco (SF) (Figura 1). Estos poseen un particular potencial, ya que los contextos manifiestan restos abundantes y corresponden a manufacturas y recursos tanto nativos como coloniales.

Figura 1. Mendoza, la ciudad y las excavaciones AeI y RS.
Figura 1. Mendoza, la ciudad y las excavaciones AeI y RS

Alberdi e Ituzaingó (AeI)

Se trata de un solar localizado en la esquina suroeste de la plaza fundacional (Chiavazza y Tamiozzo 2002). Allí se trabajó en una excavación sistemática durante el año 1998, a lo que se sumó luego un trabajo de rescate durante el año 2005 (en un gran pozo de cimentación ubicado unos 10 m hacia el Sur). La secuencia permite observar una ocupación continua con usos diferenciados del espacio a través del tiempo. En este caso nos interesa destacar el hallazgo de dos sectores bien definidos correspondientes a concentración de desechos (pozos de basura) que datan de etapas tempranas. En los mismos se han recuperado sugerentes contextos donde se mezcla abundante cantidad de fragmentos cerámicos tempranos (mayólicas, vidriadas carrascal, rojas) de diferente procedencia (Puebla et al. 2006) con cerámicas de tipo indígena denominado Viluco (Lagiglia 1976) y datado en contextos de la ciudad entre los siglos XV y XVII (Bárcena 1998; Prieto y Ortega 2002; Prieto 2005). También se descubrieron restos de fauna euroasiática mezclados con elementos óseos de fauna autóctona (Romero et al. 2002; Ortega et al. 2006). Los escasos restos vítreos también corresponden a excepcionales piezas tempranas (sobre todo cuentas de collar destacándose una de tipo aggri-perlen).

Los contextos recuperados oscilan entre los 230 y 240 cm de profundidad y en general presentan una estructura carbonosa. En el caso de la excavación sistemática de 1998 obtuvimos una datación absoluta sobre carbón (Tabla 1).

Tabla 1.Procedencia de la muestra y datación radiocarbónica de AeI
Tabla 1.Procedencia de la muestra y datación radiocarbónica de AeI

Los materiales que presentaremos a continución proceden de una superficie de correspondiente a unos 4 m2 excavados sobre el perfil oeste del terreno en una franja carbonosa ubicada entre los 230 cm y los 240 cm de profundidad respecto del piso actual.

Ruinas de San Francisco (SF)

En este caso presentamos los materiales recuperados en dos sectores. En el predio de las ruinas de San Francisco se llevaron adelante excavaciones en extensión que permitieron contar con una excelente muestra del que constituía uno de los principales sectores religiosos de la ciudad (Las Ruinas de San Francisco 1998; Chiavazza 2005b). La superficie abarcó unos 155 m2. En el caso concreto de los materiales tratados aquí, la superficie de la excavación asciende a los 20 m2 y corresponde a los sectores denominados “crucero” y “pilastra NO”. Si bien estas excavaciones están separadas entre si por unos 5 m de distancia las características estratigráficas varían notablemente en uno y otro sector.

SF. Fogón

El sector del crucero del templo construido en el siglo XVIII coincidió, a los dos metros de profundidad, con un nivel que hemos interpretado como el de un apisonado correspondiente a una estructura habitacional de entre 4 y 5 m de diámetro (Chiavazza y Prieto 2001). Este terreno arcilloso apisonado estaba bordeado de improntas de postes y se recuperaron también restos de quincha. En el sector central de la superficie circular se detectaron concentraciones óseas de fauna (Romero et al. 2002) de cerámicas indígenas Viluco (Prieto 2005) y coloniales (Chiavazza et al. 2003) en una matriz arcillosa termoalterada con abundante carbón. El resultado de la datación radiocarbónica es el siguiente (Tabla 2).

Tabla 2. Datación SF Fogón (Chiavazza y Prieto 2001)
Tabla 2. Datación SF Fogón (Chiavazza y Prieto 2001)
SF. Pilastra NO

Esta excavación se ubica en el sur de uno de los pilares que sostenía la cúpula de la iglesia jesuita del siglo XVIII. Respecto de la cronología se estima una concordancia con lo ya analizado en la excavación del sector fogón.3 Sin embargo aquí presenta la particularidad de estar directamente afectado por las excavaciones del cimiento de la pilastra. Entendemos que su excavación alteró los niveles prehispánicos tardíos y coloniales tempranos (previos al nivel del piso del siglo XVII). Esta situación nos llevó a considerar los restos hallados por debajo del nivel de los 230 cm de profundidad, ya que los mismos, aún encontrándose en posición secundaria, habrían sido relocalizados a una profundidad similar de la que procedían, una vez que se rellenaron los pozos de los cimientos (Chiavazza 2005b).

En este pozo, los contextos muestran abundantes materiales cerámicos, de tipo Viluco y coloniales tempranos, además de elementos metálicos (botones) y arqueofaunísticos que permiten sostener al registro como prehispánico tardío-colonial temprano. La cercanía (a 5 m de distancia) y el nivel estratigráfico respecto del sector “SF Fogón”, además de los materiales hallados, permiten sostener una sincronía respecto del nivel de ocupación temprano y previo a la instalación de los jesuitas en el predio (ocurrida en 1608). Por lo tanto se puede establecer una concordancia con la datación radiocarbónica obtenida (ver Tabla 2).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A través de la aplicación de técnicas específicas pudimos recuperar una importante muestra de restos arqueobotánicos en las dos excavaciones mencionadas del área fundacional, lo que demuestra buenas condiciones de conservación. Hay que destacar que entre los restos vegetales predominan especies neófitas, es decir, aquellas ingresadas por los europeos en América.

De acuerdo con la problemática presentada, pondremos en consideración evidencias carpológicas, con el fin de contrastar hipótesis y evidencias documentales, las que creemos que se retroalimentan y precisan con el manejo de las evidencias arqueológicas. Según los resultados preliminares del análisis (que aunque avanzados, aún están en curso) se destaca la inexistencia de taxones correspondientes a productos cultivados autóctonos como los tradicionalmente hallados en sitios de precordillera; es decir no se registran restos de maíz, poroto, quínoa, ni zapallo.

El taxón predominante es el trigo (Triticum sp., Figura 2); han aparecido, asimismo, una considerable cantidad de carporrestos de cebada (Hordeum sp.), avena (Avena sp., Figura 3), centeno (Secale sp.), y vid (Vitis sp., Figura 4), así como carozos de duraznos (Prunus sp.) y de aceitunas (Olea sp., Figura 5). Aparecieron, además, una considerable cantidad de carporrestos de cereales que no pudieron ser identificados más específicamente por su estado de conservación (fragmentados o degradados) estos corresponden a especies de cereales neófitas. Todos estos restos aparecieron carbonizados (salvo varios carozos de Olea sp. y algunos de Prunus sp.) en contextos de basureros en donde al parecer fueron quemados. Tal estado favoreció su conservación aunque por otro lado algunas semillas de malezas (Marruvium sp.), se conservaron sin estar carbonizadas, por lo que podría postularse otro tipo de ingreso al registro (por ejemplo en los adobes y/o tapiales) o en procesos post-depositacionales. Un dato de interés es que los taxones predominantes nombrados más arriba corresponderían a contextos que señalan una transición entre ocupaciones prehispánicas tardías y coloniales tempranas.

Figura 2. Trigo carbonizado (SF)
Figura 2. Trigo carbonizado (SF)
Figura 3. Semillas de avena (SF)
Figura 3. Semillas de avena (SF)
Figura 4. Vid carbonizada (SF)
Figura 4. Vid carbonizada (SF)
Figura 5. Carozo de aceituna (olivo) (SF)
Figura 5. Carozo de aceituna (olivo) (SF)

Concretamente en AeI (ver Tabla 3 y Gráfico1) se descubrieron abundantes restos de cariopses de trigo en un contexto interpretado como de ocupación indígena tardío y datado en tal período, ofrece asociaciones entre fragmentos de cerámicas de tradición Viluco y materiales coloniales tempranos (e.g. cuenta de collar) el mismo presenta las características de un sector de descarte vinculado a actividades domésticas donde se practicó la quema de basura; lo que permitió, por un lado, la conservación de las semillas y por otro, dejar rasgos de termoalteración en el sedimento que permitieron definir que el basurero no fue reutilizado en tiempos posteriores. El contexto se completaba con otros carporestos presentes en proporciones menores al trigo y la aparición de importante cantidad de restos óseos de peces y, en menor medida, de fauna europea introducida. Temporalmente hemos ubicado la ocupación entre el lapso indígena tardío y el colonial temprano gracias a la datación realizada en un pozo localizado en el mismo nivel pero en secuencia continua (como ya se presentó en la Tabla 1).

Tabla 3. Cantidades por taxones presentes en AeI (niveles 230-240). * Todos los restos están carbonizados
Tabla 3. Cantidades por taxones presentes en AeI (niveles 230-240). * Todos los restos están carbonizados
Gráfico 1. Porcentajes de taxones presentes en AeI según estado
Gráfico 1. Porcentajes de taxones presentes en AeI según estado

En el predio SF, sector de crucero (“SF Fogón”), se recuperaron también unos pocos restos de semillas de trigo, en una ocupación con materiales indígenas datada en 440±40 años AP (Chiavazza y Prieto 2001). En este caso decidimos revisar las muestras de carbón en lupa binocular, esperando encontrar especies arqueófitas cuyo cultivo era atribuido a los Huarpes, pero nuevamente solo pudimos encontrar especies exóticas, aunque carbonizadas y muy degradadas.

Anexo a este sector se halló la mayor cantidad de restos botánicos de todas las excavaciones, fue en la del costado sur de la Pilastra NO. del templo construido a principios del siglo XVIII (1716-1731). En este se rescataron sistemáticamente una gran cantidad de carporestos de trigo, cebada y avena, aparecieron también gran cantidad de endocarpos de duraznos y de aceitunas, como así también semillas de vid (ver Gráfico 2 y Tabla 4). La asociación contextual, en este sector, se hace más difícil debido a que el sitio se encuentra alterado por la construcción del templo hoy en ruinas y las remociones de pisos para realizar enterramientos (entre 1608 y 1820, aproximadamente) lo que generó un palimpsesto, donde encontramos mezclados materiales prehispánicos y coloniales de los siglos XVI y XVII. En éste llama la atención la gran cantidad de restos de cerámica Viluco (Prieto 2005) y la ausencia de restos de especies cultivadas arqueófitas. Esta situación nos llevó a seleccionar para el análisis los restos procedentes del nivel de los 2 m hacia abajo.

Gráfico 2. Porcentajes de taxones presentes en SF pilastra NO. según estado
Gráfico 2. Porcentajes de taxones presentes en SF pilastra NO. según estado
Tabla 4. Cantidades por taxones presentes en SF.Pilastra NO (230-430)
Tabla 4. Cantidades por taxones presentes en SF.Pilastra NO (230-430)

De acuerdo con los resultados se constató la conservación de restos arqueobotánicos en sustratos ocupacionales de 400 años AP. aproximadamente, cuestión no reportada en trabajos previos. Esto supone que, bajo idénticas condiciones de conservación, si se hubieran descartado otras semillas (e.g. maíz, quinoa, poroto) ellas también se habrían conservado. Sin embargo, sólo se recuperó material arqueobotánico de procedencia exótica (sin haber analizado aún las especies incluidas como combustible) lo que puede significar que:

  1. Al menos en este sector del territorio no se descartaron restos de cultivos autóctonos.
  2. No existía una producción agrícola de cultivos autóctonos significativa en este sector en etapa prehispánica tardía ni colonial temprana. Esto viene a revisar la propuesta que indica al valle donde fue fundada la ciudad como el sector ocupado por parcelas cultivadas por sociedades definidas en la bibliografía arqueológica e histórica como claramente agro-alfareras.

Las tendencias del registro arqueobotánico que muestra sólo especies exóticas en contextos donde los materiales prehispánicos (sobre todo cerámica del tipo Viluco) se mezclan con materiales de manufactura occidental (como mayólicas y cuentas de vidrio del siglo XVI) permiten proponer la hipótesis que el proceso de aculturación de los Huarpes (en el sentido de Prieto 1980), habría comenzado por lo menos una década antes de las exploraciones (del año 1551) y dos décadas antes de la conquista efectiva (en el año 1561). En este sentido tendemos a pensar en una circulación de productos previa a las exploraciones y que fue este mecanismo de introducción de especies animales y vegetales exóticas, con los sistemas y modos de producción derivados (agricultura, riego, pastoralismo) lo que generó un cambio económico definitivo y radical (siempre sobre la base de las experiencias acumuladas durante el período incaico, ca. 1480) en las relaciones sociales de producción y reproducción social, sentando a su vez las bases del éxito del emprendimiento colonial ejecutado sin retorno desde 1562 en adelante.

De todos modos, somos conscientes que la definición temporal requerida para probar estas ideas no es alcanzable a partir de los métodos de datación absoluta, siendo esta la mayor debilidad del planteo. Igualmente, si se trata de una ocupación colonial temprana o indígena tardía, el planteo tendría básicamente el mismo alcance, debido a que de ninguna forma los materiales descubiertos pueden considerarse como producto de una ocupación colonial plena. Es más, luego de la fundación de la ciudad los españoles ocuparon las mejores tierras de las que los huarpes fueron desplazados. Y si se hubiera dado la convivencia de españoles e indígenas en el núcleo del casco urbano, tampoco creemos viable que a través de la coerción, la humilde expedición hispana (de no más de 60 hombres) que conquistó la zona e implantó el concepto de ciudad en el siglo XVI, haya podido en tan pocos años hacer que los Huarpes reemplazaran los productos que ellos cultivaban tradicionalmente, por otros que le eran extraños. Situación que tampoco sería coherente con los problemas de subsistencia a los que se enfrentaban las ciudades hispanas americanas en sus primeros años de vida (Socolow 1992).

Independientemente de los requerimientos en cuanto a la resolución temporal demandada al registro, consideramos que las excavaciones estratigráficas realizadas y el tamizado y flotación en agua de grandes volúmenes de sedimentos, dentro de un proyecto sistemático de trabajo en la arqueología de la ciudad, ha permitido dar comienzo al planteo de preguntas que se desechaban por los enfoques técnicos y metodológicos con los que se había venido trabajando en el sector.4

Las implicancias de estas ideas nos llevan a plantear la posible estrategia de conquista del Cuyo de los Huarpes, para la que proponemos por lo menos tres pulsos (Chiavazza 2005a). A los conocidos historiográficamente de exploración (1551) y colonización (fundaciones de1561 y 1562) le habría precedido uno de implantación de productos (por lo menos desde 1541) que llevó a los grupos nativos a reajustar sus prácticas y modalidades económicas, haciendo de este modo más propicio el posterior avance y consolidación de la conquista una vez que ésta se decidió (aunque esta introducción de nuevas modalidades productivas y nuevos productos no necesariamente se ejecutó de modo consciente). Esto se observaría no sólo en la temprana presencia de restos vegetales exóticos, sino también de fauna introducida. La propuesta puede entenderse al considerar que muchas ciudades hispanas tuvieron que ser abandonadas a los pocos años de su fundación, por problemas en la subsistencia. Lo que generalmente sucedió por el desconocimiento, por parte de los conquistadores, de los recursos disponibles en una zona recién ocupada y el tiempo demandado para reconocerlos. Prueba de esto sería, el decir de los españoles, en los primeros años de vida de la ciudad de Mendoza, sobre la carencia de árboles de los que se puedan extraer vigas con la extensión necesaria para su utilización constructiva, cuando a pocos kilómetros de la ciudad se ubicaban bastos algarrobales que suplirían perfectamente esta necesidad (Prieto 1997-1998).

Otro aspecto a remarcar sobre la temprana inclusión de productos como trigo, vid y olivo, es que estos no sólo eran importantes a nivel de subsistencia. Sino que además, dentro de la cosmovisión cristiana, el pan, el vino y el óleo santo elaborados con estos productos luego de ser sacralizados, se convierten en productos claves e irremplazables en la práctica del rito católico. Permitiendo con su valoración simbólica cumplir con los ritos de las prácticas dogmáticas de la religión católica, la que en definitiva fundamentó ideológicamente a la conquista.

Somos conscientes de lo ambicioso de estas hipótesis por lo que la ampliación de las excavaciones y el mantenimiento de las metodologías de recuperación, como así también el avance y la precisión en los análisis de gabinete permitirán profundizar estas ideas, ampliándolas, fundamentándolas o corrigiéndolas.

NOTAS

1. Salvo por la documentada imposición laboral que habrían realizado los incas a los huarpes para que cultivaran sus campos. Esto iría en el sentido propuesto por Gil 1997-1998 para el caso del sur de la provincia.

2. Dentro de este cuadro, otras opiniones se han sucedido como en el caso de Bárcena (1982, 1998, 2002), Cahiza (2003), Lagiglia (2002) y Schobinger (1975, 2004) sin plantear mayor discusión al respecto.

3. Cristina Prieto, en un análisis que esta desarrollando para su trabajo doctoral, ha sugerido por las características tipológicas de la cerámica Viluco hallada en esta excavación y en los posicionamientos estratigráficos, una cronología afín a la obtenida en la excavación del sector fogón (Prieto comunicación personal 2006).

4. Los problemas de resolución temporal e integridad del registro excavado que detectamos en trabajos publicados por otros autores (Bárcena y Schávelzon 1991; Bárcena 2004, denotan claramente su incidencia en las interpretaciones sobre los procesos (ver en este sentido Michieli 1998). Esto aún contando con abundante cantidad de dataciones absolutas (Bárcena 1998).

AGRADECIMIENTOS

A los acróbatas «CIRSF`ences»: Cris, Fer, Lore, Seba, Cintia, Marcos, Carlos, Leo, Vani, Jorge, Vane, Vale y … compañía…

BIBLIOGRAFÍA

Báez, J. 1948. La primera colonia agro-hispana en Cuyo (siglo XVI). Revista Argentina de Agronomía. 14 (1): 19-32.

Bárcena, J. 1982. Sinopsis de Investigaciones Arqueológicas en el Noroeste de la Provincia de Mendoza Secuencias Estratigráficas y Cronología Absoluta. Boletín del Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas «Juan Cornelio Moyano». 3: 65-81. Ministerio de Cultura y Educación. Mendoza. Argentina.

1998. Arqueología de Mendoza. Las Dataciones Absolutas y sus Alcances. EDIUNC. Mendoza.

2002. Prehistoria del Centro-Oeste Argentino. Historia Argentina Prehispánica. E. Berberián y A. Nielsen (comps.). Editorial Brujas. Separata. Córdoba.

2004. Arqueología e historia urbana: investigaciones en la ciudad y el conurbano mendocino. Chungará. 36: 187-196. Arica. Chile.

Bárcena, R; F. Roig y V. Roig. 1985. Aportes Arqueofitozoológicos para el NO de la Provincia de Mendoza: la excavación de Agua de la Tinaja I. Trabajos de Prehistoria. 42: 311-363.

Bárcena, R. y D. Schávelzon 1991. El cabildo de Mendoza. Municipalidad de Mendoza.

Bibar, G. de 1966. Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reynos de Chile. Tomo II. Fondo Histórico Bibliográfico Juan Toribio Medina. Chile.

Buxó, R. 1997. Arqueología de las plantas. Editorial Crítica. Barcelona.

Cahiza, P. 2003. La dominación Inka en las tierras bajas de Mendoza y San Juan. Tesis doctoral inédita. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza.

Canals Frau, S. 1956. La Cultura de Agrelo (Mendoza). Runa II. Archivo para las Ciencias del Hombre. (2):169-187.

Canals Frau, S. y J. Semper 1957. La Cultura de Agrelo (Mendoza). Runa VII (2º parte): 160-187.

Chiavazza, H. 1999. «Por las arenas bailan los remolinos»: Arqueología en los cauces del río Mendoza. Subárea Arqueológica C.O.Argentino. Acta de resumenes del XIIIº Congreso Nacional de Arqueología Argentina. pp. 320-322. Córdoba. Argentina.

2001. Las Antiguas poblaciones de las arenas. Arqueología en las tierras áridas del noreste mendocino. Serie Bienes Patrimoniales. Ediciones Culturales de Mendoza. Mendoza.

2003. La Arqueología Urbana en Mendoza: excavaciones 1995 a 2002. El Área Fundacional de Mendoza 2. MAF, CAU y CIRSF. Edición en CD. Buenos Aires.

2005a. Arqueología de la ciudad de Mendoza. IIIº Taller Binacional Argentino-chileno «Arqueología de la cordillera de Los Andes 32º/40º latitud sur». Notas del Museo. 58:17-18. Museo de Historia Natural de San Rafael. Mendoza. Argentina.

2005b. Los templos coloniales como estructuras funerarias. Arqueología del templo Jesuita de la ciudad de Mendoza. British Archaeological Reports S.1388. London.

2006. Arqueología histórica de la ciudad de Mendoza: descubriendo vínculos con Chile. Simposio Arqueología Histórica en Chile y el contexto sudamericano. Actas de Resúmenes, XVII Congreso Nacional de Arqueología Chilena. 133. Valdivia. Chile.

Chiavazza, H. y C. Prieto Olavarría. 2001. Arqueología en el predio Jesuita de la antigua ciudad de Mendoza-Centro Oeste de Argentina. X Congreso Uruguayo de Arqueología: La Arqueología Uruguaya ante los desafíos del nuevo siglo, Montevideo, Uruguay. Beovide, L.; I. Barreto y C. Curbelo (eds). Edición en CD-ROM.

Chiavazza, H.; L. Puebla y V. Zorrilla. 2003.Estudio de materiales cerámicos históricos procedentes del Área Fundacional de la ciudad de Mendoza. El caso de las ruinas de San Francisco, Mendoza. Arqueología Histórica. Novedades de Arqueología y Antropología (NAyA)., Bs. As.

Chiavazza, H. y A. Tamiozzo 2002. Arqueología a la vuelta de la esquina: excavaciones en Alberdi e Ituzaingo. Arqueología Histórica Argentina. Actas del Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica Argentina. pp. 131-143. Ediciones Corregidor. Buenos Aires.

Cueto, A. 1991. La fundación de la ciudad de Mendoza y sus primeros doscientos años (1561-1761). La Ciudad de Mendoza. Su historia a través de cinco temas. Capítulo I, pp.13-75. Fundación Banco de Boston. Mendoza. Argentina.

Dennell, R. 1985. Hunter-gatherer/agricultural frontier in prehistoric temperate Europe.The archaeology of frontiers and boundaries. Green, S. y S. Perlman (eds.). Academia Press.

Durán,V. y C. García. 1989. Ocupaciones agroalfareras en el sitio Agua de la Cueva Sector Norte (N.O. de Mza.). Revista de Estudios Regionales. CEIDER. 3: 29-64. Facultad de Filosofía y Letras. U.N.Cuyo. Mendoza.

Gambier, M. 1977. La Cultura de Ansilta. Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo. San Juan.

García, E. A. 1988. Arqueología de la Cueva del Toro. Revista de Estudios Regionales. CEIDER 1:17-72. Facultad de Filosofía y Letras. U.N.Cuyo Mendoza. Argentina.

1992. Hacia una ordenamiento preliminar de las ocupaciones prehistóricas agrícolas precerámicas y agroalfareras en el Noroeste de Mendoza. Revista de Estudios Regionales. CEIDER. 10: 7:34. Facultad de Filosofía y Letras. U.N.Cuyo, Mendoza. Argentina.

1998. Economía y movilidad de las comunidades huarpes prehispánicas. Revista de Estudios Regionales. CEIDER. 20: 7:32. Facultad de Filosofía y Letras. U.N.Cuyo. Mendoza. Argentina.

Garibotti, I. 2001. Los carbones arqueológicos de sitios incaicos del Valle de Uspallata, Provincia de Mendoza: estudio antracológico. Xama 12-14: 49-60.

Gil, A. 1997-1998. El significado de los cultígenos prehispánicos registrados en el Sur mendocino. Discusiones en torno al límite meridional de la agricultura andina. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXII-XXIII: 295-318.

Lagiglia, H. 1968. Secuencias Culturales del Centro Oeste Argentino: valles del Atuel y Diamante. Revista Científica de Investigaciones. 1 (4): 159-174. San Rafael. Mendoza. Argentina.

1976. La Cultura de Viluco del Centro Oeste Argentino. Revista del Museo de Historia Natural. III (1-4):227-265. San Rafael. Mendoza. Argentina.

2002. Arqueología del sur mendocino y sus relaciones con el Centro Oeste Argentino. Entre montañas y llanuras: arqueología del sur de Mendoza. A.Gil y G.Neme (eds.). pp. 43-64. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires.

Las Ruinas de San Francisco. 1998. Municipalidad de Mendoza. Mendoza.

Loponte, D.; A. Acosta y J. Musali. 2004. Complejidad social: cazadores recolectores y horticultores en la región pampeana. Aproximaciones contemporáneas en la arqueología pampeana. Perspectivas teóricas, metodológicas, analíticas y casos de estudio. Martínez, G.; M. Gutiérrez, R. Curtoni, M. Berón y P. Madrid (eds.). pp. 41-60. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional del Centro. Buenos Aires.

Mafferra L. y S. Silvestri. 2005. Arqueobotánica de Mendoza desde el plano de la arqueología histórica y urbana. IIIº Taller Binacional Argentino-chileno. Arqueología de la cordillera de Los Andes 32º/40º latitud sur. Notas del Museo 58: 28-29. Museo de Historia Natural de San Rafael. Mendoza. Argentina.

Mafferra, L.; S. Silvestri y H. Chiavazza. 2006. Arqueobotánica en la Arqueología Histórica de Mendoza. Libro de resúmenes del Tercer Congreso Nacional de Arqueología Argentina. pp.26-27. Rosario. Argentina.

Martin A. y W. Barkley. 2000. Seed identification manual. The Blackburn Press. New Jersey.

Michieli, C.T. 1983. Los Huarpes protohistóricos. Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo. Facultad de Filosofía. Humanidades y Artes. Universidad Nacional de San Juan.

1998. Aproximaciones a la identificación de una cerámica indígena posthispánica del sur de San Juan. Publicaciones 22 (nueva serie). Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan. pp.55-76. San Juan. Argentina.

Novellino, P.; A. Gil, G. Neme y V. Durán. 2004. El consumo del maíz en el Holoceno tardío del oeste argentino: isótopos y caries. Revista Española de Antropología Americana 34:85-110.

Ortega, C.; F.Hernández y L, Mafferra 2006. Mendoza en el siglo XVI: indígenas, europeos y el recurso animal. Libro de resúmenes del Tercer Congreso Nacional de Arqueología Argentina. pp.3435. Rosario. Argentina.

Ponte, R. 1987. Mendoza. Aquella ciudad de barro. Municipalidad de Mendoza.

2006. De los caciques del agua a la Mendoza de las acequias. Mendoza.

Prieto, C. 2005. Alfarería Viluco en el Norte y Centro de la Provincia de Mendoza (Argentina): Nuevas Perspectivas Analíticas. Memoria para optar al título de arqueólogo profesional. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. Santiago.

Prieto, C. y C. Ortega 2002. Cerámica indígena en contextos coloniales de la ciudad de Mendoza, el caso de las Ruinas de San Francisco: propuestas y avances. Actas del I Congreso Nacional de Arqueología Histórica. Ediciones Corregidor. pp. 119130. Mendoza. Argentina.

Prieto, M del R. 1980. El proceso de aculturación de los Huarpes en Mendoza. Anales de Arqueología y Etnología. Facultad de Filosofía y Letras. UNC. Tomos XIXXXX:1974-1976. Mendoza.

1997-1998. [1983]. Formación y consolidación de una sociedad en un área marginal del Reino de Chile: la Provincia de Cuyo en el siglo XVII. Tesis doctoral, Universidad de Sevilla. Anales del Instituto de Arqueología y Etnología 5253:18-366. Facultad de Filosofía y Letras. U.N.Cuyo. Mendoza.

Prieto, M.R. y C. Willoud. 1986. Consecuencias ambientales derivadas de la instalación de los españoles en Mendoza en 1561. Cuadernos de Historia Regional 6-II:3-35. Universidad Nacional de Luján. Bs. As.

Prieto, M. del R. y H. Chiavazza 2006. Aportes de la historia ambiental y la arqueología para el análisis del patrón de asentamiento huarpe en el oasis norte de Mendoza. Anales de Arqueología y Etnología 59-60:159-190. FFyL. U.N.Cuyo. Mendoza.

Puebla, L.; V. Zorrilla y H. Chiavazza. 2006. Mendoza en el período colonial temprano: mayólicas y cerámicas locales. Tercer Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Rosario (en prensa).

Roig, F.A. y J. Bárcena. 1997. Identificación anatómica de maderas actuales y carbones arqueológicos del área del Tambo Incaico de Tambillos (Uspallata). Mendoza. Argentina. Parodiana 10(1-2):91-112.

Romero A, F Hernández y D. Barboza. 2002. Arqueofaunas: enfoques y estudios en el espacio fundacional de Mendoza. Arqueología Histórica Argentina. Actas del Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica Argentina. pp. 1531-161. Ediciones Corregidor. Buenos Aires.

Ruhl, D. 1997. Oranges and weat: spanish attemps at agriculture in La Florida. Diversity and Social Identity in Colonial Spanish America: Native American, African and Hispanic Communities During the Middle Period. D. Rhul and K. Hoffman (eds). Historical Archaeology 31(1). Journal of the Society for Historical Archaeology. California.

Rusconi, C. 1962. Poblaciones pre y post hispánicas de Mendoza. Tomo II. Mendoza.

Sacchero,P.; V., Durán y E. A. García. 1988. Noticia sobre la ocupación agroalfarera de la Cueva El Jagüelito. Informe preliminar. Revista del Centro Interdisciplinario de Estudios Regionales. CEIDER 2:7-41. Facultad de Filosofía y Letras. U.N.Cuyo. Mendoza. Argentina.

Schobinger, J. 1975. Prehistoria y Protohistoria de la Región Cuyana. Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan C. Moyano. Mendoza.

2004. Arqueología de Mendoza. Ojeada sobre sus antiguas poblaciones a través del tiempo. Mendoza a través de su Historia. A. Roig, P. Lacaste y M.C. Satlari (comps.). pp. 15-47. Mendoza.

Socolow, S. 1992. Introducción. Ciudades y sociedad en Latinoamérica colonial. Hoberman, L y Socolow, S. (comps.). pp 7-28. Fondo de Cultura Económica. México.

Obra bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
logo_rdahayl