Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Vol. 13, Núm. 1, enero - junio 2019. ISSN 2344-9918
Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina
Artículos

ZOOARQUEOLOGÍA EN TIEMPOS HISTÓRICOS EN LA REGION NORORIENTAL DE CUBA

ZOOARQUEOLOGY IN HISTORICAL TIMES IN NORTHORIENTAL REGION OF CUBA

ZOOARQUEOLOGIA EM TEMPOS HISTÓRICOS NA REGIÃO NORDESTE DE CUBA

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Lourdes del Rosario Pérez Iglesias
Departamento Centro Oriental de Arqueología, Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales de Holguín (CISAT)
Cómo citar este artículo:
Pérez Iglesias, L. del R. (2019). Zooarqueología en tiempos históricos en la Región Nor-oriental de Cuba. Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana, 13(1), 57–82. Buenos Aires
RESUMEN:

El presente trabajo muestra la evolución de los estudios zooarqueológicos de tiempos históricos que se han realizado en Cuba desde la institucionalización de la Arqueología en el país. Se visualiza la presencia de estudios en sitios citadinos como La Habana, Camagüey y Santiago de Cuba. Se hace énfasis en la región nororiental de la isla, la que posee contextos de interacción hispano-indígena rurales muy tempranos. En estos contextos se destaca la presencia del cerdo como la especie de mamífero más explotada del Viejo Mundo.

Palabras clave:
zooarqueología; Cuba.; interacción hispano-indígena
ABSTRACT:

This paper shows the evolution of archaeozoological works in historical times carried out in Cuba since the institutionalization of Archaeology in the country. Studies at metropolitan areas like Havana, Camagüey and Santiago of Cuba are visualized. Emphasis is made on the northeastern region of the island for its very early historic rural contexts previous to Hispanic conquest. In these contexts, the presence of pig remains as an Old World species.

Keywords:
archaeozoology; Cuba
RESUMO:

O presente estudo mostra a evolução dos trabalhos zooarqueológicos realizados em Cuba em tempos históricos a partir da institucionalização da Arqueologia no país. Observamos a presença de estudos em sítios citadinos como Havana, Camagüey e Santiago de Cuba. Se faz ênfase na região norte-oriental da ilha onde aparecem contextos da interação precoce hispano-indígena rurais. Neste contexto se destaca a presença do cerdo como espécie do velho mundo.

Palavras-chave:
zooarqueología; Cuba.
Recibido: noviembre de 2018
Aceptado: abril de 2019

INTRODUCCIÓN

La zooarqueología es una disciplina que contribuye a la comprensión de los procesos de alimentación del hombre en el pasado. Ésta nos revela información sobre especies usadas, formas de obtención, hábitats, sexo, edad, y talla del animal así como los procesos de matanza, transporte y decisiones de distribución. Estos datos permiten además inferir acerca de las tecnologías de captura, crianza y matanza; la frecuencia con que las especies fueron usadas, así como la salud de los especímenes y poblaciones, basado en la cantidad de animales o en la biomasa que estos aportan (Reitz y Wing, 2008).

La aplicación de los estudios zooarqueológicos a contextos históricos es una cuestión cada vez más reconocida (Deagan, 2008; La Rosa, 2006). La misma aporta además información sobre los procesos de uso, captación y movilidad de animales traídos del viejo continente, que redimensionan la capacidad de valorar las características de la interacción cultural atendiendo al significado de esta fauna en la vida de la época y al desenvolvimiento de la historia colonial. El análisis de su empleo, valor comercial, lugar de origen, modo de ser procesados, descubre aspectos que complementan los resultados del estudio de otras evidencias o nos llevan a detalles que muchas veces éstas no revelan. Se puede profundizar en el tipo de nexo que pudo darse en el lugar, al constituir la presencia de restos faunísticos, evidencia de subsistencia alimentaria, de actividad pobladora o económica, entre otras (Pérez Iglesias y Valcárcel, 2014).

Definamos a la zooarqueología histórica como la realizada en contextos correspondientes al periodo a partir del arribo de los europeos y africanos a las Américas (Deagan, 2008). En las Antillas este periodo se caracteriza por ser muy diverso tanto por origen y tipo de interacción como por la cronología en que se desarrolla; a ellos se une la diversidad biológica y ambiental existente en cada área geográfica (DeFrance, 2013; Valcárcel, 2016; Watter, 2007). Así encontramos diferentes tipos de arqueología histórica tales como la arqueología de interacción hispanoindígena temprana, arqueología urbana, arqueología industrial, la arqueología del cimarronaje, arqueología militar entre otros (Hernández de Lara, 2011; Hernández Mora, 2011; Roura, 2011).

Cuba tiene una historia precolombina reconocida de 5000 años (Tabío, 1984) y una post-colombina a partir de la llegada de los europeos en 1492. En especial la región nororiental, donde se ubica la provincia de Holguín, cuenta con una historia pos colombina temprana, primero señalada por la llegada del Almirante Cristóbal Colon a Cuba precisamente por esta parte de la isla y luego, a partir de 1511 con la llegada de Diego Velázquez al Oriente de Cuba con la consiguiente dispersión y permanencia de los colonizadores en estas tierras.

El presente trabajo ofrece un recorrido por la zooarqueología realizada en contextos históricos en el nororiente de Cuba, dónde se muestra la evolución de esta disciplina guiado por el uso de las diferentes metodologías de trabajo. Se reconoce la importancia de su valoración para la comprensión de los procesos de alimentación.

Para ello se ha realizado revisión bibliográfica sobre el tema zooarqueológico, se han tenido en cuenta los documentos históricos, informes, artículos referidos a los estudios previos realizados pasando de lo realizado en Las Antillas, Cuba y Holguín (la región nororiental), es decir de lo general a lo particular en la región de interés. Se valora la importancia de la implementación de metodologías que aportan mayor cantidad de datos respecto a la interacción humana con la fauna.

BREVE RESEÑA DEL CONTEXTO ANTILLANO

En el contexto antillano la zooarqueología de tiempos históricos, ha sido protagonizada por investigadores norteamericanos de la Universidad de la Florida, Gainesville. Se destaca el estudio de sitios representativos de la colonización temprana de finales siglo XV y principios del siglo XVI tales como en Bas Saline, La Isabela, Puerto Real, El Convento de San Francisco entre otros(Deagan, 1987; Deagany Cruxent 2002a, 2002b; LeFebvre, 2015; Reitz, 1986, 1992; Wing, 1991).

En Bas Saline o La Navidad es lugar al norte de La Española (HaitíRepública Dominicana), dónde los indígenas acogieron a Cristóbal Colón en su primer viaje del año 1492, después del naufragio de la Santa María ubicado en La Española, específicamente al norte de la hoy República de Haití (Deagan 2002a). En el sitio se realizaron excavaciones en la década de 1980 con las cuales se comprobó la presencia de especies de animales euroasiáticos como cerdos (Sus scrofa) y ratones (Rattus rattus) (Wing, 1991). Estas especies, aun cuando se encuentran mínimamente representadas en las muestras estudiadas, son de gran importancia como evidencia explícita de la interacción hispano indígena y del inicio irreversible del flujo de especies entre el Viejo y el Nuevo Mundo (Deagan 1987). Los contextos de En Bas Saline han sido estudiados nuevamente por LeFebvre con un enfoque de la zooarqueología hacia la comprensión de la complejidad social a través de una evaluación del uso de los animales como alimento en momentos pre contacto, para entender aspectos de una sociedad indígena compleja (LeFebvre, 2015).

La Isabela fue la primera ciudad fundada por Cristóbal Colón en 1494, la que fracasó rápidamente a causa, entre otras cosas, de la imposibilidad de adaptación de los europeos al uso de los recursos locales como alimentos y su dependencia de los productos provenientes del viejo continente (Deagan y Cruxent, 2002b). Entre los estudios arqueológicos realizados entre 1987 y 1996 en este sitio se encuentran los relacionados con los restos faunísticos y la dieta, realizados por Elizabeth Reitz de la Universidad de Georgia y los estudios arqueobotánicos efectuados por Lee Newsom y Margaret Scarry (Deagan y Cruxent, 2002b).

Otros trabajos de este tipo fueron los realizados en Puerto Real, plaza arqueológica citadina ubicada cerca de dónde estuvo enclavado el Fuerte La Navidad. En este importante sitio se efectuaron excavaciones arqueológicas y múltiples estudios especializados en la década de 1980. Los autores de estos estudios determinaron que los habitantes de Puerto Real consumieron especies como vacas (Bos taurus), cerdos (Sus scrofa), ovicaprinos (Ovis aries - Caprahircus) y gallinas (Gallus gallus) y también, en menor medida, algunas especies locales tales como caprómidos, aves, tortugas peces, pelecípodos y gasterópodos. Por otra parte apuntan que en este contexto de principios del siglo XVI, el análisis determinó que el consumo de vaca predominó por encima de las demás especies (Ewen, 1987; McEwan 1986; Reitz, 1986).

Elizabeth Reitz en 1992, estudia contextos de El Convento de San Francisco ubicado en La ciudad de Santo Domingo (República Dominicana) en la que la deposición faunística analizada data de principios de la primera mitad del siglo XVI. Se estima que el consumo de la fauna euroasiática (cerdos, vaca y ovicaprinos) casi se equipara con el de la fauna local como son aves silvestres, mamíferos salvajes, tortugas, peces óseos y cartilaginosos (Reitz, 1992).

Los datos antes señalados sugieren, en términos generales, algunas pautas de comportamiento relacionadas con los cambios y los ajustes que sufrió la alimentación de los europeos durante el siglo XVI en La Española, pero conocemos muy poco de los efectos que la conquista y la colonización europea tuvieron en los sistemas de subsistencia de los pueblos indígenas de las islas, sobre todo a raíz de la entrada de especies animales y de plantas europeas a su mundo y a su cultura culinaria.

CUBA

En Cuba se han realizado numerosos estudios zooarqueológicos en sitios históricos, sin embargo, los efectuados con anterioridad a la primera década de los 2000, se circunscriben a registrar las especies en forma de listas nominales (Domínguez, comunicación personal).Se reconoce que la escasez de estudios zooarqueológicos es una limitación para el conocimiento de esa parte de la historia (Jiménez y Torres Pico, 2004;Jiménez, Arrazcaeta, Rivera y Sánchez 2006; La Rosa 2006;Torres Pico, Crespo y Vergara 2001)

La creación del Departamento de Antropología adscrito a la Academia de Ciencias de Cuba en Ciudad de La Habana en 1962, es el punto de partida para la sistematización demetodologías en las diferentes disciplinas que asisten a la arqueología, entre ellas la zooarqueología. Es tiempo en que comienzan a emerger metodologías de análisis zooarqueológicos que se aplican básicamente a sitios precolombinos, como los de Guarch y Vázquez(1989) y Rodríguez y Pino (1990) basadas en parte, en trabajos reconocidos como los de Grayson (1984), Clason (1972), Cook y Treganza (1950), Cook y Heizer (1951), Hesse y Waspnish (1985) y David (1987).

En contextos históricos los trabajos zooarqueológicos con mayor rigor científico aparecen a principio de los 2000, fundamentalmente en La Habana Vieja correspondientes a contextos de los siglos XV y mediados del siglo XVIII y hasta el XIX. Comienza entonces una nueva etapa de la zooarqueología histórica en los que se usan análisis apoyados en documentos históricos y metodologías usadas en la región como Reitz y Wing (2008).

Sobresalen en este sentido, los estudios de Jiménez y Arrazcaeta (2007, 2008) sobre la presencia de aves autóctonas e introducidas en esos tiempos tempranos de la colonia en La Habana. Por otra parte los relacionados con la identificación racial y probables lugares de procedencia de los primeros planteles de vacunos importados a Cuba, así como la evolución de su talla durante el período colonial cubano (Jiménez et al., 2006). Así como los de Jiménez y Torres (2004), Arrazcaeta y Jiménez (2006), Labrada y Jiménez (2006), Jiménez et al (2006, 2009, 2012), Jiménez y Arrazcaeta (2006, 2010, 2012), Jiménez (2013).

En Santiago de Cuba y en Camagüey se han realizado algunos trabajos zooarqueológicos en contextos históricos (Hernández Mora et al, 2013; Reyes, 2009). Por otra parte en la arqueología del cimaronaje este tipo de estudio ha permitido conocer sobre la alimentación de estos grupos sometidos a situaciones extremas de escape (La Rosa, 2005; 2006; Hernández Olivera, Crespo y Vergara, 2013).

ESCENARIOS DE INTERACCION HISPANO-INDIGENA TEMPRANA EN EL NORORIENTE DE CUBA

La provincia de Holguín, ubicada en el nororiente de Cuba, se caracteriza por poseer numerosos escenarios históricos relacionados con la interacción hispano indígena temprana en Cuba tales como Cayo Bariay, el Yayal y la región de Maniabón (Figura 1 y Figura 2).

Cayo Bariay desde 1950 se considera como el lugar de arribo de los europeos a Cuba. Morrison (1950), ofreció la información necesaria para que los geógrafos Van der Gucht y Parajón (1943), situaran al puerto de Bariay como el que reunía todas las condiciones enumeradas en el Diario de Colón como lugar de arribo a Cuba (Guarch, Perez Iglesias y Guarch, 1993; Domínguez, 2003). En Cayo Bariay en 1992 y 1998 fueron realizados trabajos arqueológicos en un sitio con características similares a las descritas en el diario. Si bien no se encontraron evidencias europeas en sus contextos, su cronología corresponde con la época del encuentro unido al hecho de que los marineros del Gran Almirante no tuvieron contacto directo con la aldea en Bariay (Las Casas, 1876; Guarch et al 1993; Pérez Iglesias y Guarch, 2001).

Los trabajos zooarqueológicos de este sitio correspondieron a una población que dependía fundamentalmente de los recursos del mar. Se encontró una amplia concentración de conchas de Lobatus gigas, el uso del manatí (Trichechusmanatus) y una amplia diversidad de peces (Guarch, et al 1993, Pérez Iglesias, 2001; Pérez Iglesias y Guarch 2003; Guarch, Pérez Iglesias y M. Martínez, 2003).

Figura 1. Ubicación de la Provincia de Holguín (región nororiental de Cuba).
Figura 1. Ubicación de la Provincia de Holguín (región nororiental de Cuba)

Van der Gucht y Parajon (1943) también se refirieron a la estancia de Colón en Río de Mares, actualmente reconocido como puerto de Gibara, lugar en que su permanencia fue más larga y entablaron contacto con los indígenas que allí vivían (Las Casas, 1876; Rouse, 1942).Colon envió emisarios tierra adentro y Van der Gucht y Parajón proponen que el caserío indígena donde llegaron Rodrigo de Jerez y Luis de Torres fue el Yayal enclavado en el barrio de Güirabo. Otra opción que sugieren estos autores es que los emisarios pudieron adentrarse hacia otra zona, donde se ubican las lomas de Maniabón y Yaguajay (Rouse, 1942).Cualquiera de estas dos locaciones, son importantes en cuanto a sitios indígenas con influencia hispana (Figura 2).

El sitio arqueológico El Yayal fue analizado en 1930 por Ernesto Segeth, el cual confeccionó un plano del mismo. En1938, J.A. García Castañeda realizó numerosas jornadas arqueológicas exhumando la mejor colección existente en Cuba de piezas de contacto y transculturación (García Castañeda, 1938). Este es un sitio agroalfarero de grandes proporciones excavado arqueológicamente en un 50 % y cuyos materiales reflejan las imbiosiscultural (Domínguez, 2003). Se considera que este sitio es el lugar donde se radicaron los indios encomendados a García Holguín y posee indicios de hallarse vigente aún en 1580 (García Castañeda, 1949; Domínguez, 1984).

Figura 2. Escenario geográfico e histórico en el nororiente de Cuba (Provincia de Holguín).
Figura 2. Escenario geográfico e histórico en el nororiente de Cuba (Provincia de Holguín)

Las alturas de Maniabón, ubicadas al norte de la provincia de Holguín, tienen también importancia en este escenario de interacción hispana temprana. Esta región fue circunvalada y descrita por Cristóbal Colon en su primer viaje (Las Casas, 1876; Guarch et al, 1993; Domínguez, 2003). Se considera que tras el arribo de Velázquez en 1511, ésta pudo ser una de las áreas relacionadas con las acciones del grupo conquistador dirigido por Francisco de Morales, durante una violenta campaña centrada en la provincia india de Maniabón (Rouse, 1942; Valcárcel, 2016).

Las investigaciones realizadas por J.M. Guarch y coautores (1980) en el área de Banes es hasta el momento la revisión más completa de los sitios de interacción hispano-indígena de la región de Maniabón. En la década de los 80 se excavaron los sitios El Porvenir, Esterito, El Júcaro, Punta de Pulpo, El Boniato, Loma de La Campana, Loma de Baní y El Chorro de Maíta. En este último sitio se ubicó el área de enterramientos de grupos agricultores más amplia y preservada de Cuba, así como evidencias textiles, de metal y otros materiales, únicas en Las Antillas (Valcárcel 2001). El hallazgo de El Chorro de Maíta fue un acontecimiento vital para la arqueología de Banes por las posibilidades de estudio que ofrecía al rescatarse con el mayor rigor científico, una muestra altamente conservada en un contexto cuya significación cultural guardaba elementos claves de las sociedades aborígenes tardías y del proceso de contacto con los europeos (Valcárcel, 2016).

Hasta el momento, los estudios arqueológicos relacionados con la época temprana de contacto hispano indígena en la historia en Cuba en ésta región, recogen información más detallada sobre la cerámica y los metales, mientras que los estudios sobre los restos dietéticos se limitan a la recogida de listas zoológicas nominales y en pocos casos, se realizan otro tipo de análisis más profundos (Domínguez, 1978; Pérez Iglesias, 2012).

En investigaciones recientes efectuadas por Pérez Iglesias (2012) a partir del rescate de información de los trabajos zooarqueológicos en la región centro oriental de Cuba, se ha podido identificar que el nororiente de Cuba existen un total de 35 sitios que cuentan con alguna información zooarqueológica. Este análisis permitió, además, la ubicación de datos de sitios donde ocurrió algún tipo de interacción hispano indígena, estando los mismos fundamentalmente localizados en la provincia de Holguín. De 20 sitios con interacción hispana en Holguín, se tiene información zooarqueológica de 12 y de ellos, solo 6 indican la presencia de fauna hispana: El Yayal, Potrero de El Mango, La Güira de Barajagua, El Porvenir, Alcalá y El Chorro de Maíta (Pérez Iglesias, 2012; Pérez Iglesias, Valcárcel y Campos, 2014) (Figura 3).

Figura 3. Ubicación de sitios de influencia hispano indígena en el nororiente de Cuba.
Figura 3. Ubicación de sitios de influencia hispano indígena en el nororiente de Cuba

ARQUEOZOOLOGIA HISTORICA EN HOLGUÍN

El Yayal

Los reportes realizados por García Castañeda (1938) recogen información de la presencia de huesos de jutías (Capromyidae), quelasde cangrejo, caracoles terrestres y conchas marinas. Rouse, en la exploración realizada en 1940, examina la colección de García Feria y explora el sitio donde también reporta estas entidades zoológicas a la cual le agrega la presencia de huesos de cerdo en los contextos con materiales hispanos (Rouse, 1942). Otros reportes de la presencia de cerdo en este sitio son los de Domínguez (1984) y Valcárcel (1997, 2016). No se han realizados análisis de estos materiales zooarqueológicos solo listas nominales.

El Porvenir

Los primeros reportes sobre material europeo son los del Grupo Guamá en l943 (Morales Patiño y Pérez de Acevedo, l945). Trabajos posteriores (Miguel, l949) muestran mezcla de objetos aborígenes y españoles entre superficie y los 0.50 m de profundidad en un depósito que llega hasta los 0.75 m.

En trabajos realizados en le década del 70, hallaron fragmentos de herraduras de caballos (Equus caballus), puntas de espadas, clavos forjados a mano y cerámica vidriada (Tomé y Rives, 1987) Estos autores observan cambios en los reportes de artefactos de concha del sitio, asociados, a su entender, con la situación de interacción. Como dato interesante, aparentemente conectado con este proceso y la entrada de indígenas mesoamericanos. Rives (1987) reporta el hallazgo de una pata de metate (Valcárcel, 2016).

El estudio del material zooarqueológico obtenido por Castellanos y Pino (1978) muestra una estable presencia de restos de cerdo (Sus scrofa) en El Porvenir, algunos con huellas de corte con instrumentos metálicos y otros muy fragmentados, posiblemente debido al consumo de médula. Notan la abundancia de restos cerdo sin embargo no contabilizan su cantidad. Por otra parte detectan la reducción en el consumo de jutías e iguanas, animales usuales en contextos indígenas, el cual explican como un cambio dietario generado por el impacto de la relación con los europeos (Castellanos y Pino, 1978).

Rodríguez Arce (1991) realiza un nuevo análisis zooarqueológico de materiales del El Porvenir utilizando metodología de Rodríguez y Pino (1990). En esta ocasión a pesar de encontrar restos de Sus scrofa en número de 3, no realiza análisis en relación con la especie euroasiática y su papel en la alimentación del grupo humano del cual provienen los restos de la alimentación.

Se dispone de un fechado radiocarbónico en El Porvenir (Beta148960) de 500 ± 50 AP; cal. 2 sigmas 1320-1455 DC (Valcárcel, 2002). Dos de los entierros estaban asociados a material hispano, localizándose en estas fosas y en otras partes del sitio los siguientes objetos europeos: punta de lanza de metal, cascabel, herraduras de caballos, dos hojas de tijeras, una lámina de bronce, un hacha de hierro, un bocado de freno para caballo, cerámica diversa, incluida una vasija en forma de jarra con vidriado (Miguel, 1949).

La Güira de Barajagua

El sitio de habitación de “La Güira de Barajagua” fue descubierto en el año 1938 por el Dr. José A. García Castañeda, quien lo excavó varias veces entre ellas, una junto con García Valdés. Los Boy Scouts de Antillas fueron otros de los que excavaron el sitio con el fin de obtener piezas arqueológicas. Irving Rouse lo visitó en 1941, describiendo la excavación de García Castañeda y García Valdés en su obra “Archaeology of theManiabon Hills, Cuba”, 1942. El sitio ha sido muy frecuentado y los propios vecinos le han hecho innumerables excavaciones con el fin de sustraer objetos arqueológicos para comerciar con ellos. También fue excavado por Rodolfo Payares en 1966 y por José Manuel Guarchen 1982 (Valcárcel et al.2015).

Se estima que el sitio estuvo ocupado desde tiempos precolombinos y hasta mediados del siglo XVI en una interacción hispano-indígena aunque no se puede asegurar si perduró más allá del XVI, (Valcárcel, et al 2015).

Una larga lista de especies, el análisis de la gestión económica y la explotación de los recursos faunísticos son el resultado de los estudios zooarqueológicos de la Güira de Barajagua (Guarch, 1982), el cual utiliza la metodología de Guarch y Vázquez (1989). Para esta investigación, se realizaron valoraciones cuantitativas y cualitativas de las especies faunísticas respecto a su incidencia, real o posible, en la alimentación del grupo humano allí asentado. La aparición de restos de cerdo sucedió en estratos tardíos y se encontraba en asociación con otras evidencias materiales españolas como cerámica e instrumentos ferrosos y no ferrosos. No se realizaron análisis sobre los restos de cerdo considerándolos como pertenecientes a otro patrón de explotación diferente al aborigen.

Recientemente Pérez Iglesias realiza observaciones a parte de la colección de huesos de cerdo de La Güira de Barajagua, ubicados en las colecciones del Instituto Cubano de Antropología (ICAN), La Habana.Se trata de un conjunto óseo formado por 17 especímenes, compuestos por 2 escápulas, 6 huesos largos, 1 calcáneo, 1 molar y otros restos no identificados. Se observan en uno de ellos huellas de corte contundente, posiblemente realizado con hacha, por lo profundo del corte y lo irregular de sus bordes. Los huesos largos fracturados transversalmente posiblemente relacionado con el consumo de médula. Además se observan huellas de masticación de perro (Valcárcel et al, 2015).

Alcalá

Sitio excavado en 1990 por el Departamento Centro Oriental de Arqueología y de sus abundantes evidencias hispanas solo se han estudiado con cierto detalle los restos de cerámica (Pedroso 1991). Las referencias cronológicas que aportan estas piezas van de finales del siglo XV y principios del XVI, hasta mediados del XVI y fines del XVII. También se reportan objetos de metal ferroso (herramientas diversas, elementos de uso personal y armas) y de vidrio.

El material colonial es completado por elementos esqueletales de un caballo y restos de cerdo. La presencia de cerdo se verifica en casi todos los escaques de la excavación. Es importante apuntar que respecto al grueso total de la deposición, los estratos con mezclas de material hispano y aborigen representan de manera general casi sus dos terceras partes, mostrando una dispersión espacial bastante amplia. Los restos de cerdos se destacan por lo temprano de su aparición. Se reportan en varias ocasiones en estratos donde no aparece ningún otro elemento colonial, funcionando a manera de evidencia pionera de una situación de contacto que solo se hace realmente sensible en niveles algo más tardíos. Según Rodríguez Arce, su estudio revela el consumo de unos veinte animales, generalmente jóvenes (Valcárcel Rojas, 1997). El desarrollo corporal de los suidos al momento del sacrificio impide considerar procesos de ceba, sugiriendo la distribución espacial de sus restos una relativa homogeneidad en los procesos de consumo. Su asociación a fogones excavados en las distintas unidades, y siempre con importante presencia aborigen, parece indicar una entrada del cerdo a la dieta indígena (Valcárcel Rojas, 1997).

Los datos disponibles permiten considerar a Alcalá un asentamiento desarrollado a partir de una original ocupación aborigen, no muy anterior a la llegada hispana. La presencia colonial debió iniciarse en el siglo XVI manteniéndose ininterrumpidamente por un período de tiempo probablemente largo, según parece indicar el grueso de la deposición de contacto. La magnitud de esta presencia, que inicialmente pudo relacionarse con actividades agrícolas y de aprovechamiento del cerdo, fue aumentando notablemente hasta lograr niveles solo comparables a los de asentamientos como El Yayal (Pérez Iglesias y Valcárcel, 2014).

Potrero El Mango

Fue descubierto por el señor Basi-Facci el que junto a su esposa, Miguel Alonso y otras personas lo excavaron en varias ocasiones, aunque los primeros datos serios fueron los aportados por Rouse (1942). Los fechados efectuados a este sitio a un nivel de 0.90 m de profundidad sonBeta-148961, 880 ± 60 AP; cal. 2 sigmas 1014-1280 DC y se propone su vigencia hasta los siglos XV y XVI (Valcárcel, 2016).

Los materiales de la excavación de Rouse de 1941 procedentes de El Potrero El Mango se encuentran depositados en el Museo Peabody de la Universidad de Yale y los trabajos zooarqueológicos más completos sobre este sitio han sido los de Colten y Worthington (2017) los que han usado metodología de (Reitz y Wing, 2008) sin encontrar especies euroasiáticas en el contexto trabajado. Estos autores plantean la presencia de fauna autóctona tales como jutias, reptiles, aves, quelonios y peces, además de perro y no encuentran fauna hispana en las unidades que trabajaron. Por otra parte destacan la diversidad de peces y notando que su consumo aumenta en el tiempo. Acerca de las jutias refieren el uso de varias especies tanto las de mayor y menor tamaño. Destacan como una limitación la forma de recogida de la muestra durante la excavación, la cual no fue tamizada en su momento, por lo que pudieron perderse un número indeterminado de evidencias (Colten y Worthington, 2017).

Como especie euroasiática, en El Potrero El Mango, solo Rouse (1942) reporta huesos de vaca (B. taurus) junto a otros restos de fauna autóctona durante la excavación de uno de sus montículos, lo que resulta significativo, cuando los huesos de cerdo son más comunes para este tipo de sitio en esta región. La presencia hispana se denota además a partir de la presencia de 79 objetos europeos especialmente restos de vasijas, monedas y objetos metálicos (Rouse, 1942; Persons, 2013; Valcárcel, 2016).

El Chorro de Maíta

Se conoce de su existencia desde 1927, a partir de reportes de José García Castañeda, aficionado a la arqueología de la ciudad de Holguín pero no es hasta 1942 cuando Rouse (l942) publica el hallazgo de algunas piezas de vidrio y fragmentos de cerámica cuya cronología no puede indicar con seguridad. Sin embargo, otros objetos previamente allí encontrados por Harrington (tal como una espada), sin una probable explicación, le permiten a Rouse considerar la posible vigencia del poblado durante los tiempos de la conquista (Valcárcel, 1997).

Entre l986 y 1988 el Departamento Centro Oriental de Arqueología, desarrolla amplias excavaciones que develan un área de ocupación de unos 22000 metros cuadrados, al centro de la cual se encontró un gran cementerio de apariencia indígena. Se colectaron también objetos diversos de origen europeo. Desde el año 2006 se vienen desarrollando nuevos trabajos de prospección, excavación y estudio (Valcárcel, 2016) que incluyen la investigación zooarqueológica (Pérez Iglesias, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012). Estos refieren la presencia de un elevado número de especies zoológicas consumidas por la comunidad aborigen allí asentada. Destacan los peces marinos como los de mayores aportes de biomasa comestible y los moluscos como los de mayor número de individuos en los contextos propiamente indígenas. La presencia de caprómidos se evidencia en cuatro especies, dos de ellas extintas (Boromysoffella y Geocapromyscolumbianus). Otras especies de vertebrados halladas son Jicotea (Trachemysdecussata), Iguana (Cycluranubila) y Almiquí (Solenodoncubanus) (Pérez Iglesias, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012).

En el marco de las investigaciones propiciadas por la colaboración de la Universidad de Leiden, Holanda, en conjunto con otras colaboraciones con las universidades de Alabama y Estatal de Pennsylvania (EEUU), se han abierto nuevos campos en materia de análisis zooarqueológico. Por tal motivo se ha implementado el análisis de los restos de cerdo en El Chorro de Maíta con metodología de Reitz y Wing (2008), llegándose a conocer aspectos de estos animales como la aproximación a la edad en el momento del sacrificio, la definición de las áreas de consumo, los modos de manejo de los animales una vez fueron sacrificados, entre otros aspectos (Pérez Iglesias y Valcárcel, 2014;Pérez et al 2014; Valcárcel, 2016).

Los estudios realizados en El Chorro de Maíta, revelan restos de 31 cerdos probablemente consumidos por los indígenas. Por otra parte proporciona elementos sobre el manejo de los huesos para la elaboración de ornamentos, es el caso de la aparición de un pendiente hecho a partir de un canino de cerdo. Todo esto se enmarca en una población sometida al sistema de Encomienda (Pérez Iglesias y Valcárcel, 2014; Valcárcel, 2016).

DISCUSIÓN

De forma general se aprecia que los análisis realizados sobre el componente euroasiático en la zooarqueología de la región, han sido fragmentados en el tiempo y variados en cuanto al uso de metodologías, observándose el paso del uso de simples observaciones con listas nominales al de metodologías que aportan mayor cantidad de detalles sobre el comportamiento humano ante estos recursos alimenticios (Tabla 1).

En varios de los casos se han usado metodologías como las de Guarch y Vázquez, 1989; Rodríguez y Pino, 1990; Wing y Reitz, 2008 (El Porvenir, Alcalá, El Potrero del Mango, Güira de Barajagua y El Chorro de Maíta), mientras que El Yayal solo cuenta con observaciones nominales de las especies. Estos análisis han sido aplicados básicamente a la fauna local, desechando las interpretaciones respecto a la fauna euroasiática. Solo se ofrecen interpretaciones respecto a esta componente en los sitios El Porvenir, Alcalá y El Chorro de Maíta, siendo éste último en el que mayor información controlada se aporta (Pérez Iglesias y Valcárcel, 2014; Pérez Iglesias, et al 2014) Tabla 1.

Lo anterior es coherente con el desarrollo de la zooarqueología para ese entonces; problema similar reporta para Chile Quiroz (2010). Coincidimos con Landon (2005) el que, para el caso de Norte América, reconoce que el crecimiento de la zooarqueología histórica ha sido modelado tanto por el desarrollo de la zooarqueología como de la arqueología histórica.

A pesar que se han brindado valiosos resultados a partir de los trabajos zooarqueológicos realizados en los sitios con influencia hispana en el nororiente de Cuba (Castellanos y Pino, 1978;Pérez Iglesias, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012; Pérez Iglesias y Valcárcel, 2014; Pérez Iglesias et al, 2014),faltan aspectos por dilucidar específicamente evaluar a fondo el impacto de las interacciones humanas alrededor del manejo de la fauna local; asimismo valorar otros aspectos tales como: los procesos socioculturales alrededor del consumo de cerdos, la definición de su origen geográfico y las peculiaridades de la captación de estos animales por la población asociada al sitio.

El proyecto de investigación “Alimentación en tiempos tempranos de la conquista en el nororiente de Cuba” que se ejecuta actualmente por el Departamento Centro Oriental de Arqueología, liderado por Pérez Iglesias tiene como fin dar cumplimiento a esas incógnitas que hoy quedan respecto a esta etapa temprana de la historia del Nororiente de la Isla dónde la colonización introdujo cambios en la alimentación bajo el régimen de dominación implantado.

Tabla1. Fauna euroasiática en sitios con influencia hispano indígena temprana en el nororiente de Cuba. Se ofrecen datos numéricos y nominales de acuerdo con el tipo de metodología y observación realizada.
Tabla1. Fauna euroasiática en sitios con influencia hispano indígena temprana en el nororiente de Cuba. Se ofrecen datos numéricos y nominales de acuerdo con el tipo de metodología y observación realizada

CONCLUSIONES

Los trabajos zooarqueológicos en la isla han evolucionado positivamente desde la década de los 2000 hasta el presente en los que se aplican metodologías de mayor rigor y análisis que complementan el conocimiento sobre las actividades humanas alrededor de la alimentación. Se reconoce la importancia, para estos sitios, del uso de fuentes primarias en especial documentos del gobierno de la ciudad, memorias de viajeros y visitantes así como documentos notariales, actas capitulares, documentos parroquiales, censos de población que suministran información valiosa que ayudan a la interpretación de los datos zooarqueológicos.

El desarrollo de esta disciplina ha estado condicionado por la influencia del desarrollo de la arqueología en Cuba y América Latina, tanto para sitios precolombinos como post colombinos. Se aprecia que en años precedentes al 2000, existe una debilidad de la zooarqueología en general, por el predominio de información zooarqueológica somera, específicamente la abundante cantidad de sitios que solo reportan recogidas superficiales y son presentados en forma de listas nominales (moluscos, reptiles, aves, mamíferos).

Los trabajos de zooarqueología histórica tratados, específicamente en la región nororiental de Cuba, se enmarcan en la arqueología histórica temprana. Sus fechas están ajustadas al siglo XVI por lo que se corresponden históricamente a la etapa de dominación de hispana que pudo clasificarse como Repartimientos y Encomiendas las cuales en Las Antillas se establecen a partir de la segunda década del siglo XVI, basadas en el sometimiento a trabajos forzados de los indígenas. Especialmente en El Chorro de Maíta hay evidencias de este tipo de influencia.

El presente trabajo constituye un precedente a los estudios sobre la alimentación en épocas tempranas de la conquista en el nororiente de Cuba por cuanto realiza un recorrido por los sitios con presencia de interacción hispana y aquellos en los que la interacción fue perdurable al límite de introducir las especies de animales traídas del Viejo Mundo. Para los europeos era muy importante este aspecto, al considerar que la comida hacía el cuerpo y que los indígenas portaban esa fisonomía debido a lo que comían, por tanto fue imperioso para ellos traer sus alimentos tanto animales como vegetales (Earle, 2012).

Los estudios zooarqueológicos unidos a los arqueobotánicos y a los estudios arqueométricos (análisis de almidones, análisis de isótopos, cromatografía de gases y espectrometría de masa, ADN, entre otros) fortalecen el conocimiento de la alimentación de épocas pasadas con pocos datos históricos. Este tipo de estudio debe ser valorizado con mayor énfasis al considerarse la alimentación como un marcador identitario y un importante aspecto en la colonización tal como Michael Dietler (2007) reconoce, “la comida fue un aspecto esencial en la articulación entre lo indígena y lo colonial y en la construcción de la identidad”.

AGRADECIMIENTOS

Deseo expresar mi agradecimiento a los colaboradores con este trabajo en especial por las traducciones del resumen al inglés Osmani Feria García y al portugués Elba Marina Liquí Ramos. También reconocer a Juan José Guarch Rodríguez por la confección de los mapas para la ilustración del trabajo. Agradecer además a Osvaldo Jiménez y a Elena Guarch Rodríguez por las sugerencias ofrecidas así como a los revisores de la revista que con sus sugerencias y comentarios fue posible enriquecer la compresión del artículo.

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